La cumbre de la de la semana antepasada no presentó una imagen inspiradora de la unidad occidental: Los líderes reunidos que se reían unos de otros a sus espaldas y discutían de manera infantil.
Pero el comunicado oficial de la OTAN contenía una nueva desviación significativa. Por primera vez en su historia, mencionó a China, declarando que la creciente influencia de Beijing representa desafíos que “tenemos que abordar juntos como alianza”. Esa declaración, a pesar de lo insípida, será considerada como una señal de alarma en Beijing y un deleite en Washington. La reunión de la OTAN señala que los aliados europeos comienzan a respaldar a EU.
El asunto clave a tener en cuenta aquí es Huawei, que trata de desarrollar redes de banda ancha 5G en todo el mundo. EU incluyó en la lista negra a Huawei, le impuso sanciones que impiden que la empresa china compre componentes estadounidense.
Altos funcionarios de la administración Donald Trump son apasionados con respecto a los riesgos de vigilancia que plantea, al decir que los gobiernos europeos que permiten a Huawei construir sus redes 5G están locos.
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Durante muchos meses, esta retórica estadounidense tan acalorada logró avances limitados. Japón, Australia y Nueva Zelanda anunciaron su intención de excluir a Huawei. Pero los aliados europeos no siguieron el ejemplo.
A pesar del cabildeo de Washington la compañía hizo avances considerables en el registro de clientes internacionales para el 5G. Un artículo reciente de la revista Nikkei Asian Review señala que “hasta el momento, la compañía ya logró 65 contratos, casi la mitad proviene de países europeos”.
Pero la actitud en Europa está cambiando. Trump cabildeó fuerte en la OTAN y afirmó que pudo obtener un acuerdo italiano para excluir a Huawei. Boris Johnson, el primer ministro del Reino Unido, dijo que su país no permitirá que Huawei participe en su red 5G si pone en peligro el acuerdo de intercambio de inteligencia “cinco ojos” con EU. Este compromiso le da una palanca poderosa a los estadounidenses.
La canciller Angela Merkel mantuvo la puerta abierta a Huawei. Pero ya está en marcha una reacción negativa en el parlamento alemán que encabeza Norbert Röttgen, jefe del comité de asuntos exteriores del Bundestag. Califica el problema como uno de “soberanía europea”. Ante este ataque, el gobierno de Merkel comienza a cambiar su postura.
El giro europeo en parte se debe a la presión estadounidense. Pero muchos europeos ya estaban asumiendo una opinión prejuiciosa sobre China. Un momento importante se produjo a principios de este año, cuando la Comisión Europea emitió un documento que describió a China como un “rival sistémico”.
La Unión Europea se dio cuenta un poco tarde del hecho de que China es algo más que un mercado grande. También es un estado autoritario con una creciente influencia en Europa. Los esfuerzos de Beijing para cultivar 17 países europeos a través de un diálogo diplomático conocido como “17+1” despertó las sospechas en Bruselas, donde se considera como un esfuerzo chino para comprar influencia y disrumpir la unidad de la Unión Europa.
La política industrial también vuelve a estar de moda en Europa, lo que hace más fácil argumentar que 5G es una industria estratégica, cuyo desarrollo no puede dejarse simplemente en manos del mercado. Hay dos empresas europeas que pueden ofrecer tecnología 5G: Ericsson de Suecia y Nokia de Finlandia.
Pero si bien los europeos ahora son más receptivos a los argumentos estadounidenses sobre el 5G y temas chinos más generales, el giro de política en realidad plantea problemas significativos. Es probable que el rechazo de Huawei a favor de una solución europea conduzca a una implementación más costosa y lenta de la tecnología.
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Aún más desalentador, el equipo de Huawei ya está integrado en los sistemas de telecomunicaciones existentes de Gran Bretaña, Alemania y otras naciones europeas. Extraerlo sería costoso y disruptivo.
También existe el temor de que prohibir a Huawei invite a respuestas de represalias chinas, dañando el acceso al mercado de más rápido crecimiento en el mundo. Y se considera que Trump es un socio poco atractivo y poco confiable que fácilmente podría apuntar a Europa con sanciones comerciales.
Es probable que las ventajas de velocidad y costo del Huawei 5G signifique que continuará encontrando muchos clientes dispuestos fuera de Occidente. Eso significa que la compañía tendrá una buena oportunidad de establecer un estándar global en 5G, arrastrando a sus clientes a un mundo tecnológico dominado por China, mientras que Occidente se que- da atrás en tecnologías avanzadas, una posición desconocida para ellos.
Es probable que la decisión 5G sea la primera de muchas opciones incómodas para Europa. Durante el mayor tiempo posible, los países europeos tratarán de mantener contentos tanto a Washington como a Beijing.
Pero si los aliados clave de EU, como Gran Bretaña y Alemania, se ven obligados a elegir, entonces los valores, la economía, la seguridad y la estrategia apuntan hacia la misma dirección. Tendrán que elegir a EU sobre China.