Con agilidad, Salvador Azua Betanzos, corta en pequeños trozos de masa para después formar los “huesitos” de lo que será el pan de muerto que espera vender entre domingo y lunes, “porque no creo que haya más venta después”, aseguró.
Mientras coloca las pequeñas piezas en las bandejas, el horno se enciende para introducir cada una de ellas y que el pan esté listo en la segunda ronda que dispondrá a las personas que aún continúan la tradición, porque este año, las ventas disminuyeron.
“No se hizo tanta producción de pan de muerto este año. Estamos haciendo el 40 por ciento de lo que en años anteriores realizábamos, aparte de que la materia prima subió, los costos no son los mismos, pero se tuvo que dar más barato, por lo que las ganancias ya no fueron las mismas”.
“Años antes empezábamos a producir el pan de muerto desde antes, y nuestra especialidad es el pan en miniatura, y por ejemplo, el año pasado producimos unos mil pancitos todos los días, y empezábamos desde el 20 de octubre”, recuerda Salvador.
Sin embargo, este 2020, derivado de la pandemia, la situación cambió totalmente ya que de mil piezas, ahora solo realizan 400 diarias, y es poca gente la que le consume en su panadería “Las Américas”, que se ubica en la avenida principal de la colonia Carboneras.
“Iniciamos el 25 de octubre y no ha sido tan buena la venta como se esperaba, pero en general ha sido así en estos meses de contingencia sanitaria”.
“También esta situación se ha visto reflejada en el consumo de otras tiendas a las que les abastecemos, porque en años anteriores nos pedían 100 y ahora, 40 piezas, sí se nota la diferencia”, explica.
En este intento por extender su negocio, antes de la contingencia se repartía el pan en canastos, cuatro, pero este año, con dificultades puede hacer que uno solo pueda colocarse en la vía pública para ofrecer el producto a las personas.
“No nos permitieron sacar los canastos, por lo que solo tenemos uno y es el que anda en las calles porque también nosotros tenemos que vender para cubrir el alza de los insumos, que tuvieron un incremento del cinco por ciento y, por ejemplo, subió dos pesos el kilo de mantequilla pero si se suma a la caja, ya son 20 pesos más, el cual debemos de cubrir”, expresa.
Salvador tiene 35 años de panadero y es la primera vez que se presenta una crisis tan marcada como la de este 2020, pero espera que el fin de año mejore y que la producción de roscas de Día de Reyes les ayude a recuperar parte de lo que han perdido durante esta emergencia sanitaria.