Durante la pandemia de covid-19 las ventas de papelerías han bajado drásticamente por las condiciones en las que se desarrolla actualmente el ciclo escolar, cuenta Yazmín García Rodríguez, propietaria de un establecimiento de este tipo, quien dijo que en su caso particular la disminución de ventas alcanza el 50 por ciento.
Su establecimiento, situado en la calle 20 de septiembre de la comunidad Bominthzá, en Tula de Allende, opera de 9 de la mañana a 6 de la tarde, horarios establecidos por las autoridades para los comercios, en el marco de las medidas sanitarias implementadas.
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Su negocio ha resentido una baja en ventas desde el inicio del ciclo escolar a distancia por el incremento en el número de contagios; señala que los padres de familia regularmente acudían a las papelerías por la noche, luego de terminar su jornada laboral, pues es cuando dedican tiempo para ayudar a sus hijos en las tareas escolares, pero ahora con el ajuste de los horarios, esta dinámica ha cambiado.
La situación para el sector de las papelerías es complicada, admite, pues con las clases en línea la demanda de útiles escolares es menor y ello la ha llevado a reducir el personal del que disponía para la atención del establecimiento.
Ahora sólo cuenta con una empleada, mientras que ella tuvo que buscar un empleo para mejorar los ingresos de su familia. Por ahora, a pesar de la complicada situación la papelería todavía se mantiene sola, aunque con pocas utilidades para ella como propietaria.
Pero, dice, con los ingresos de la misma puede costear la renta, el pago de empleada, reinvertir, y algo de utilidades, pero le resultaría insuficiente para costear gastos extras de familia, por lo que decidió buscar un empleo, en una firma dedicada a la construcción de estructuras metálicas.
Y es que no sólo han disminuido las ventas y por ello los ingresos, sino que también los papeleros enfrentan un aumento en el precio de los productos, y ello reduce las ganancias pues debido a las condiciones económicas que se viven, están imposibilitados para incrementar los precios pues les resultaría contraproducente.
A pesar de la adversidad que enfrentan no han recibido un apoyo gubernamental como comerciantes, o papeleros en particular dice; hasta ahora ninguna ayuda han recibido, y por el contrario, el gobierno ha entregado útiles para que los padres de familia no compren.
Sin embargo, dice, esa acción de gobierno no tiene mayor impacto en sus ventas, pues los materiales de papelería que la administración estatal entrega son de muy mala calidad y los padres de familia terminan comprando en las papelerías los útiles escolares de calidad, para sus hijos.
Hasta ahora no hay fecha de retorno a clases presenciales, por lo que está resistiendo, tratando de sobrellevar el negocio lo mejor que se pueda hasta que las condiciones no sean tan adversas como ahora.