Desde la recesión económica de Estados Unidos en 2007-2009, el país ha presentado una lenta recuperación, por lo que la Reserva Federal (Fed) tuvo que hacer cuentas en su reunión de septiembre de 2016.
Debido a la escasa productividad y al envejecimiento de la población, el crecimiento económico común de EU de 2.5 por ciento o más anual "ya no era posible" de forma sostenida, dijo John Williams, el actual presidente de la Fed de Nueva York, que en ese momento era jefe de la Fed de San Francisco, de acuerdo con las transcripciones de la reunión los dirigentes monetarios, en la que redujeron su previsión mediana de crecimiento del PIB a largo plazo a 1.8 por ciento, continuando una caída de aproximadamente una década.
Para el periodo de la pandemia por covid-19, Estados Unidos había superado esa aparente limitación, con un crecimiento superior al 1.8 por ciento en 21 de los 28 trimestres desde entonces, incluyendo un período de crecimiento anual de 2.5 por ciento en los años entre la reunión de la Fed de 2016 y el inicio de la pandemia y con un promedio de 3 por ciento hasta ahora bajo la presidencia de Joe Biden.
La pandemia enturbia la comprensión de las tendencias emergentes con su enorme revés al crecimiento en dos de esos trimestres en 2020 y la respuesta gubernamental multimillonaria que le siguió.
Sin embargo, la próxima reunión de los dirigentes monetarios en en Jackson Hole, Wyoming -un simposio anual de análisis de la Reserva Federal- se centrará en los "cambios estructurales", en la que lidiará con una economía en profundo cambio, desde un crecimiento de la población activa estadunidense que ha sido mejor de lo previsto, un aumento de la construcción en el sector manufacturero, el cambio de las cadenas de suministro mundiales, la persistencia de una inflación elevada y, ahora, indicios de mejora de la productividad.
Es probable que se mantenga la pesimista visión del potencial económico de Estados Unidos. La ralentización del crecimiento de la población es una constante en las perspectivas de EU, la inmigración continua como una cuestión políticamente controvertida y la mejora de la productividad -el otro motor clave del crecimiento- es difícil de prever.
Economistas de la firma de inversión BlackRock se inclianan para el mes por una visión aún más dura de lo que piensan un "estancamiento del pleno empleo", con un crecimiento potencial de Estados Unidos tan bajo como 1 por ciento a medida que se jubila la generación del "baby boom", mientras que la inflación continua volátil y persiste a la escasez de trabajadores.
No obstante, los dirigentes monetarios se han sorprendido lo suficiente en los últimos años como para que se inicie una conversación más amplia, que se apoya en análisis técnicos que evalúan si, por ejemplo, las tasas de interés subyacentes se han movido al alza, así como en el hecho de que la gente sigue comportándose de manera diferente a lo que prevén los expertos.
Como el caso en septiembre de 2016 hasta 2019, en el que la población activa estadunidense creció aproximadamente el doble de rápido que el moribundo 0.5 por ciento anual que preveía la Fed, un ritmo sostenido una vez que el número de trabajadores disponibles se recuperó en 2022 de una caída impulsada por una pandemia hasta su máximo anterior.
"La capacidad de atraer a la gente a la población activa (...) era mucho mayor de lo que incluso los defensores pensaban", dijo Adam Posen, antiguo dirigente monetario del Banco de Inglaterra y actual presidente del Instituto Peterson de Economía Internacional de Washington. En su opinión, la interpretación errónea de la cuestión por parte del banco central estadunidense es "un fallo importante" que puede empañar el análisis de la situación de la economía.
¿Se debe a la política fiscal?
Para que los trabajadores disponibles se sumen a la producción económica, deben tener algo que hacer. Desde 2016, las medidas de los Gobiernos de Trump y Biden, se han combinado en una especie de complementariedad accidental para mantener tanto el empleo como el crecimiento económico por encima de la estimación del potencial de la Fed.
En el gobierno del ex presidente Donald Trump, los recortes de impuestos corporativos y otros cambios impulsaron el crecimiento de maneras que sorprendieron al banco central. Mientras que en el mandato del actual presidente, Joe Biden, una serie de regulaciones industriales relacionadas con la energía y la tecnología, con el gasto en infraestructura también en proyecto, ha desencadenado un repunte en la construcción manufacturera.
Ambos presidentes implementaron los programas de recuperación frente a pandemias que todavía pueden estar impulsando el gasto de los consumidores y de los gobiernos locales.
Durante el periodo de Trump, previo a la pandemia, terminó con la tasa de desempleo en 3.5 por ciento en febrero de 2020 y ha estado esencialmente en ese nivel desde marzo de 2022 con Biden, mientras la economía todavía agrega aproximadamente 200 mil empleos por mes.
"No es sostenible", considera Dana Peterson, economista jefe del grupo de reflexión Conference Board. Impulsada por las políticas fiscales y de gasto del Estado, la racha de crecimiento por encima del potencial no refleja ningún cambio subyacente en el rendimiento económico y menciona que ahora se enfrenta a dos obstáculos.
Uno es el aumento de la deuda pública. Aunque parte del dinero prestado en los últimos años podría mejorar los resultados económicos con la mejora de las infraestructuras u otros proyectos, Peterson dijo que el resultado neto es probablemente un lastre para el crecimiento y la inversión privada.
El segundo es la Reserva Federal. El banco central se está enfrentando a un brote de alta inflación, en gran parte relacionado con la pandemia y la respuesta a la misma, con tasas de interés altas diseñadas para forzar el crecimiento económico por debajo de la tendencia.
El presidente de la Fed, Jerome Powell, tiene previsto intervendrá en la conferencia del viernes de Jackson Hole.
La Fed ha subido los tasas de interés a 5.25 puntos porcentuales desde marzo de 2022 en su intento por domar el repunte de la inflación, sin embargo no ha dado la respuesta esperada. La producción estadunidense creció a un ritmo anual de 2.4 por ciento en el segundo trimestre y podría estar preparada para un fuerte tercer trimestre también.
Aunque muchos economistas creen que se aproxima una ralentización, cuanto más se mantenga el crecimiento robusto, más necesitará la Reserva Federal apoyarse en la economía.
La mediana de las proyecciones de los dirigentes monetarios de la Fed sobre el crecimiento económico potencial de Estados Unidos ha caído desde un nivel en torno a 2.5 por ciento de hace una década a 1.8 por ciento en junio de 2023, cuando se publicaron las últimas proyecciones.
"En los próximos seis a doce meses es probable que haya una recesión y eso es función de la Fed", dijo Peterson, de Conference Board. "Después de eso pasaremos a una fase de crecimiento más lento".
Nuevo régimen de productividad
Otra perspectiva remite a la idea del ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, a mediados de los noventa, de que la aceleración del crecimiento económico se derivaba de las mejoras tecnológicas que allanaban el camino para que los trabajadores produjeran más por hora, lo que permitía a la economía crecer más deprisa sin aumentar la inflación. Presionado por sus colegas para que subiera las tasas de interés a medida que la economía se aceleraba, Greenspan se resistió y acomodó la expansión en lugar de combatirla.
En el inicio de la pandemia, algunos economistas sugirieron que los cambios en la aplicación de la tecnología o el paso al trabajo a distancia podrían impulsar la producción de los trabajadores.
En la conferencia de Jackson Hole del año pasado, el economista de la Reserva Federal de San Francisco y experto en productividad John Fernald y su colega Huiyu Li afirmaron en un documento que, aunque la pandemia había reordenado algunas tendencias industriales, no había cambiado el "régimen de crecimiento lento" subyacente, en el que la productividad aumentaba alrededor de 1.1 por ciento al año. Por el contrario, la productividad aumentó en torno a 2.5 por ciento anual entre 1995 y 2005.
No obstante, la productividad incrementó 3.7 por ciento anualizado en el segundo trimestre de este año y las expectativas de un fuerte impulso en el actual periodo de tres meses "ofrecen destellos de esperanza de que la tendencia de la productividad está repuntando", escribió Michael Feroli, economista jefe de Estados Unidos en JPMorgan. Concluía que el cambio "podría tener algo de recorrido", con el aumento de la inversión en software y procesamiento de la información posiblemente apuntando a la difusión de aplicaciones de inteligencia artificial.
Posiblemente a la Fed no le importe mucho, ya que la inflación continua siendo alta. Pero podría ayudar a que el crecimiento económico continúe a pesar de que los precios se ralenticen, indispensable para el "aterrizaje suave" que la Reserva Federal espera diseñar y posible prueba de un potencial creciente.
"Es muy difícil extrapolar los últimos años a cualquier reevaluación de las condiciones a más largo plazo", dijo Antulio Bomfim, jefe de macroeconomía global para el grupo de renta fija global de Northern Trust Asset Management y ex asesor principal de Powell. Pero "dicho esto, (...) yo vería el balance de riesgos al alza", añadió.
PNMO