¿Qué hay detrás de la Salsa Valentina?

El nombre de una guerrillera y una receta familiar elaborada a base de chiles puya fueron la combinación para crear una de las salsas más populares de México: Valentina.

Salsa Valentina forma parte de Grupo Tamazula.
Miriam Castro
Ciudad de México /

Cuando Manuel Maciel Méndez supo que más de la mitad de los niños de un salón de clases de primaria respondió que el estado de Jalisco se llamaba Salsa Valentina, porque la figura que su maestra señalaba en el mapa de la República Mexicana era exactamente igual al logotipo de la salsa que comían todos los días en el recreo, supo que el sueño de su padre Manuel Maciel Sánchez se había cumplido. Sus salsas estaban por todo el país.

El origen de Salsa Valentina se remonta a la década de los 60, cuando el señor Manuel Maciel Méndez vivía en Tamazula de Gordiano, Jalisco, y se dedicaba a la producción de refrescos. Con la llegada de grandes compañías embotelladoras el negocio fracasó y se vio en la necesidad de cambiar de giro.

Hizo de la Guadalajara su nuevo hogar y ahí le surgió la idea de rescatar una vieja tradición: las salsas.

Don Manuel usó una receta familiar para hacer una salsa elaborada con chiles puya y otra con chiles de árbol. A la primera la identificó con una etiqueta amarilla, a la segunda con una negra porque picaba más. El nombre de esa primera salsa fue Tamazula, como su pueblo.

En un principio el líquido era envasado en botellas de 140 mililitros, “con una pequeña máquina llenadora y con una jeringa que él mismo diseñó”, cuenta su hijo.

Fue tal la aceptación de este sabor que al paso de los años, Don Manuel lanzó al mercado dos nuevas marcas. Apareció la Valentina y luego Costa Brava, ambas con etiquetas amarillas y negras.

La combinación ganadora

Para la Valentina, la receta a base de chiles secos puya se complementó con chiles serranos, agua, ácido acético, vinagre, sal, condimentos, especias y benzoato de sodio. La combinación fue un home run.

Ahora había que producir Valentina en todos los tamaños posibles; de 140 mililitros, de 250 y 370; de 1 litro y de 4.

Los consumidores necesitaban una salsa fácil de transportar y los productores de frituras empaquetadas necesitaban una salsa para acompañar sus productos, Grupo Tamazula respondió a esa necesidad. Surgió entonces el sobrecito de 10 gramos y una presentación en polvo de 140 gramos, en envase pet.

La fábrica que empezó con una “máquina llenadora”, hoy abarca una superficie de 30 mil metros cuadrados.

Su distribución llega a todo el país, a Estados Unidos, Canadá, España y algunos países de Sudamérica, aunque el sitio más lejano donde se puede comprar es Shangai, China.

Según cifras de la consultora Euromonitor Internacional, en 2014 Grupo Tamazula, gracias a Salsa Valentina, se ubicó en la segunda posición en la categoría de salsas en botella de vidrio. Con sólo tres productos en su portafolio, la empresa tapatía compite cara a cara con La Costeña, Grupo Herdez, Unilever, Del Monte, Sabormex y otras firmas.

La Valentina, guerrillera y salsa

¿Por qué se llama salsa Valentina?, le pregunto a Don Manuel. “Por el personaje de la Revolución Mexicana, una mujer brava La Valentina”, responde él.

Valentina Ramírez Avitia fue una soldadera que nació en 1893 en El Norotal, localidad del municipio de Tamazula de Victoria, en Durango.

A los 17 años, Valentina se unió a las tropas maderistas vestida de hombre, identificándose como Juan Ramírez. Con la carabina, las cartucheras, las botas, la ropa y el caballo de su hermano Atanasio, Valentina se fue a la bola.

Un año después, Valentina (Juan Ramírez) ya tenía grado de teniente, pero fue dada de baja de las filas de la revolución, cuando un compañero descubrió por accidente sus trenzas.

Atropellada por un auto, en 1969 quedó inválida por el resto de su vida. Murió el 4 de abril de 1979 y fue sepultada en la fosa común del panteón civil de Culiacán, Sinaloa.

La tenacidad de esta mujer inspiró a la familia Maciel.

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