El gerente general del Banco de Pagos Internacionales (BIS), Agustín Carstens, aseguró que las quiebras recientes de instituciones financieras son consecuencia del mal manejo de riesgos de sus directivos y no de la política monetaria.
Por lo anterior, aseguró que se debe intensificar e invertir en la supervisión bancaria para garantizar la seguridad y solidez de las instituciones financieras bajo diferentes escenarios en el nuevo entorno tecnológico.
“Es esencial, en ese sentido, que los supervisores sean lo suficientemente previsores e intrusivos. Con suficientes recursos y la ayuda de la tecnología, los supervisores podrán identificar más vulnerabilidades en una etapa temprana y actuar sobre ellas antes de que los problemas se vuelvan demasiado grandes y complejos para manejar”, dijo el mexicano en un discurso.
Agregó que, si bien esto no evitará todas las futuras quiebras bancarias, dichas inversiones ciertamente reducirán la probabilidad y el impacto de las quiebras que afecten la estabilidad del sistema financiero.
Recordó que en los últimos meses se han producido varios episodios de estrés bancario, tanto en Europa como en Estados Unidos, por lo que los bancos centrales han tenido que propiciar liquidez para restaurar la confianza y prevenir el contagio, a la par, han estado subiendo las tasas de interés para llevar la inflación de vuelta a la meta.
A decir de Carstens, la causa última de las quiebras bancarias recientes radica en las propias instituciones, no en los reguladores ni en las tasas de interés más altas.
“No hay excusa para que las instituciones manejen mal el riesgo de tasa de interés o no aborden las debilidades estructurales a largo plazo en sus modelos de negocios”.
Consideró que este escenario, si bien fue provocado por el aumento acelerado de las tasas de interés, “la principal causa de las recientes crisis bancarias fue el fracaso de los directores y altos directivos en el cumplimiento de sus responsabilidades”.
Los modelos de negocio eran deficientes, los procedimientos de gestión de riesgos lamentablemente inadecuados y carecían de gobernanza.
Agregó que estos problemas existían mucho antes de que los depositantes huyeran y los inversores perdieran la confianza, pero estos factores deberían haberse identificado y subsanado antes de tiempo, lo que habla del papel crucial de la supervisión bancaria. Este será el centro de mi charla.
“La supervisión bancaria necesita mejorar su juego. Necesita identificar las debilidades en una etapa temprana y actuar enérgicamente para garantizar que los bancos las aborden. Para hacer esto, los supervisores deberán tener independencia operativa, fortalecer su cultura prospectiva y adoptar una postura más intrusiva”.
AMP