Con el paso del huracán Otis, las comunicaciones tradicionales se cayeron durante muchos días y dejaron a más de 770 mil personas del puerto de Acapulco sin contacto; en medio de la crisis emergieron los radioaficionados como el único puente para llevar la información a los damnificados y transmitir a otros puntos del país la alerta de emergencia.
En entrevista con MILENIO, el director de la Red Nacional de Emergencia de la Federación Mexicana de Radio Experimentadores (FMRE), Zian Aguirre Taboada, precisó que en Guerrero hay seis personas bajo esta figura, que es legal y opera con permiso del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT).
Destacó que de este número, en Acapulco solo se tiene uno, que es damnificado del desastre natural, y cuya situación implicó limitantes para la comunicación, pero con sus recursos ha seguido con su labor.
“Él está trabajando su estación de radio con baterías y cada determinado tiempo se tiene que desconectar para llevar a cargar sus baterías a un lugar donde le hacen el favor de cargarlas. Se regresa a su casa y también está saliendo a buscar a la gente. Una de las principales funciones que como radioaficionados tenemos en los desastres es facilitar la comunicación entre la zona afectada y el resto del país con las autoridades que necesiten este apoyo de comunicaciones”, apuntó Aguirre.
Un radioaficionado es una persona autorizada que se interesa en la radiotecnia con carácter exclusivamente personal y sin fines de lucro, y que realiza actividades de instrucción, de intercomunicación y estudios técnicos.
De acuerdo con información de la Asociación de Radioaficionados de la República Mexicana (Ararm) y de la FMRE, los equipos de las redes de emergencia de ambos organismos, según sus protocolos, activaron sus sistemas y salieron al aire desde la misma noche en que llegó el huracán y establecieron el primer canal de comunicación a Acapulco.
Esto porque los sistemas convencionales estaban severamente afectados y la población no tenía ninguna manera de comunicarse con sus familiares, “el impacto de las redes de comunicación fue enorme, incluso el sistema de alerta sísmica”, señalaron los organismos.
“Sin importar las diferencias, sin importar los orígenes, todos los radioaficionados nos abocamos a tratar de establecer contactos para armar una estructura. Contamos con protocolos para este tipo de situaciones, todos los días ambas redes realizamos prácticas donde hacemos comunicados y nos estamos comunicando siempre”, indicó Aguirre.
La FMRE y la ARARM manifestaron que los radioaficionados prestaron servicios destacados a la población para comunicar familias de México y del extranjero, y mención especial merece la coordinación con el Centro de Mando de la Coordinación Nacional de Protección Civil que permitió que se enviaran helicópteros y brindar atención médica que salvó vidas en cuatro comunidades (Tranquitas, El Zapote, Bordonal y Pénjamo).
“Al enterarnos de esta situación en Acapulco, tratamos de establecer contacto para ver qué es lo que se podía ofrecer. Inmediatamente empezamos a salir a ponernos en contacto a través de los radios de onda corta, se empezó a organizar cómo se iba a realizar este trabajo. La estación control principal es un colega que vive en Querétaro, Rubén Navarrete, él ha mantenido un puente de comunicación porque la situación sigue siendo difícil”, declaró Aguirre.
Destacó que los radioaficionados no abundan, hay pocos en el país y, sobre todo, en las costas tanto del Océano Pacífico como en el Golfo de México y el Mar Caribe, lo que en situaciones como la del huracán Otis complica la comunicación porque implica la necesidad de que alguien se traslade, y en Guerrero los caminos estaban bloqueados.