Alicia García planchó su uniforme de trabajo esta mañana, muy temprano, pero a diferencia de semanas atrás que tenía que hacerlo para ir a trabajar, ahora lo hizo para ser parte del mega cacerolazo que organizó la Cámara Nacional de la Industria Restaurantera y Alimentos Condimentados (Canirac) en Hidalgo, para seguir solicitando al gobierno del estado el diálogo y la reapertura de negocios.
Alicia y más de 500 trabajadores y trabajadoras del sector restaurantero llegaron antes de las 9:00 de la mañana y así, poco a poco, la plancha de Plaza Juárez se llenó con centenas de personas que viven de propinas y sueldos que les ha sido arrebatado tras las restricciones sanitarias implementadas para evitar contagios de covid-19, tras prohibir acceso al público a restaurantes y solo ofrecer servicio para llevar.
“Soy el sostén de mi familia y el no trabajar nos ha afectado a todos, no tenemos para los gastos diarios y para cubrir las necesidades de los hijos; nos habían dicho que nos iban a poder pagar la mitad del sueldo, pero ni eso, y como en todos los restaurantes es solo para llevar”, explica Alicia, quien también golpeó su sartén al tiempo que los demás.
Por 30 minutos, el cacerolazo fue unísono, nadie dejó de golpear y entre las decenas de personas que asistieron a esta protesta, en donde se respetó la sana distancia, los carteles de “Queremos trabajar”, “Mi familia depende de mi trabajo”, “Abrir para vivir”, “Somos esenciales”, “Soy el sustento de mi familia” y demás peticiones, se hizo un llamado al gobierno del estado para abrirse al diálogo y exponer las repercusiones que tiene para el sector permanecer cerrados.
“Somos comerciantes, familias, personas, estudiantes que dependemos de este negocio, por eso hacemos un llamado a las autoridades que nos permitan abrir, mesas de diálogo, porque queremos que nos den certeza, queremos una respuesta de las condiciones de apertura, que hoy se le han presentado a diferentes secretarías.
“Nosotros llevamos protocolos, medidas de seguridad y somos una industria responsable y se ve que la fuerza y la unión es lo que nos representa, por lo que pedimos a las autoridades que no es una necedad el querer abrir, sino una necesidad la que tenemos, que tienen padres de familia, de hermanos, abuelos, estudiantes de llevar el bienestar a su familiar”, expuso Carlos Méndez Tejeda, presidente de la Canirac.
Sartenes, ollas, charolas, escurridores metálicos fueron suficientes para causar un ruido que se escuchó dentro del primer cuadro de la zona, en donde se ubica Palacio de Gobierno, y en donde también los dueños de restaurantes se hicieron presentes para unirse a este llamado.
“Ya existe una mesa de diálogo porque queremos certeza para reabrir la industria lo antes posible, porque ya se ha presentado la propuesta de abrir de forma escalonada para que nosotros, con protocolos, se pueda trabajar.
“Esto se está volviendo insostenible, y estimamos que si cada negocio trae entre 15 a 20 genera estos empleos directos y en el gremio afiliado a la Canirac somos más de 220, pues las cifras de pérdidas laborales son mayores, y lo mismo las pérdidas económicas, además de que se prevé el cierre de por lo menos 70 restaurantes y solo en enero, se estima que habrá pérdidas de 600 empleos solo de la Canirac”, indicó Méndez Tejeda.
Mientras los créditos que ofrece el gobierno del estado, a través de Nafin-Hidalgo, esto “no solventará lo que se ha perdido y no podremos pagarlos, por lo que es un tema dividido”, y ante ello, advirtió, continuarán las protestas hasta que se abra el diálogo con las autoridades estatales.