Con sus casi 70 años, José Luis es chofer de transporte público. La informalidad de su empleo no le ha permitido tener acceso a seguridad social, una cuenta de Afore y mucho menos al crédito, ahorro o inversión en el sistema financiero tradicional durante todos sus años laborales.
Debido a la regulación o limitaciones de seguridad tecnológica, en México ninguna plataforma financiera digital, en el sistema tradicional o las fintechs, logra dar servicio a esta población de manera integral. Aunque el futuro para algunas plataformas se basa en cómo resolver esta situación.
A pesar de que México es el cuarto país con condiciones favorables en productos para la inclusión financiera, según un informe de Citibanamex, al menos uno de cada tres adultos, como José Luis, no logra tener acceso a crédito o cualquier mecanismo que mueva su dinero por no cumplir con los requisitos mínimos solicitados por los bancos, señaló Fernando Pérez, socio de Deloitte.
Pero para Rodrigo Ocejo, fundador y director de Kuspit, plataforma digital de inversiones, el incremento en el uso de teléfonos móviles aumentó el panorama de la inclusión, resolviendo temas de accesibilidad, cercanía y administrativos desde la palma de la mano, dando el plus con el pago de servicios, transferencias electrónicas y soluciones en menor tiempo.
En efecto, los dispositivos móviles han sido el motor de la inclusión financiera, de ahí que por ejemplo en países africanos como Kenia, 84.8 por ciento de los adultos tiene acceso a una cuenta en alguna institución formal, mientras que en México esa cifra es de apenas 36.9 por ciento, revela Instituto Mexicano de la Competitividad (Imco).
El informe El rompecabezas de la inclusión financiera presentado a inicios de año por el Imco, concluye que “a pesar de contar con las condiciones necesarias de cobertura de telefonía, en nuestro país no se ha logrado incluir a más personas al sistema financiero formal mediante pagos móviles”.
Entendiendo el panorama, Kuspit busca evolucionar su plataforma de inversión en línea bajo un programa al que denominan como “aprende, infórmate, invierte y comparte”.
El problema de fondo
En el caso de José Luis, la edad y el no poder comprobar ingresos se han convertido en el bache más grande para tener una cuenta bancaria. Y es que uno de los mayores problemas de inclusión es que las empresas crean productos para la población que ya cuenta con alguno de tipo financiero, dejando de lado a los millones de personas que aún se encuentran fuera del sistema, explicó Luis Mauricio Torres Alcocer, coordinador de operaciones y análisis económico del Imco.
“Existen diversas restricciones para acceder a este tipo de servicios para una población de bajos ingresos, que es altamente informal, que no necesariamente tienen un empleo con contrato, con nómina y que se desempeñe de manera dependiente, no se tienen incentivos y no se tienen ofertas de parte de las instituciones que les ofrezcan toda una amplia gama de servicios en un solo producto”, dijo Torres.
La inclusión financiera es un facilitador clave para reducir la pobreza e impulsar la prosperidad, ya que permite que las personas y las empresas puedan satisfacer sus necesidades de uso del dinero; sin embargo, a pesar de los esfuerzos que realizan instituciones y plataformas tecnológicas por elevar el acceso a estos servicios, por regulación, posibilidades técnicas y de seguridad, ninguna las resuelve del todo.
El problema, coinciden los especialistas, es que las limitaciones de regulación de los bancos para otorgar cuentas y créditos, así como su falta de transparencia hace que muchas personas opten por las nuevas plataformas fintech, pero estas a su vez están limitadas por la ley para hacer captación de ahorro, además muchas de ellas aun están en revisión para ser avaladas en su confiabilidad por la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV).
La oportunidad digital
El coordinador de análisis del Imco aseguró que en presencia de las restricciones se espera que en México la demanda por servicios financieros conduzca a más personas hacia el pago móvil.
El dinero móvil y otras estrategias digitales detonaron el acceso y uso de servicios financieros en segmentos desatendidos de la población en países en vías de desarrollo. “En nuestro país las opciones tecnológicas se han desaprovechado”, dijo Torres.
Ocejo, de Kuspit, explicó: “muchas empresas lo hemos atendido de distintas maneras, con capas de servicios en el sistema financiero digital pensando en el día a día de las personas que generan ingreso trabajando, solventando sus necesidades y aportando recursos para pagos recurrentes y los que tienen la oportunidad de ahorrar una parte, pero todo esto no está en una misma solución”.
En la demanda de transacciones, pagos, ahorros, créditos, inversión y hasta seguros, a fin de que estos servicios sean entregados de manera responsable y sostenible, las nuevas plataformas financieras han tomado el mando, pero tendrán que evolucionar hacia ese propósito, generando formas disruptivas de otorgar más opciones de una forma sencilla para el grueso de la población, coincidieron especialistas.
“Es decir, se debe tener diferentes soluciones para distintas necesidades para gestionar el patrimonio desde que llega a la cuenta, hasta que termina en su destino. En el futuro se debe trabajar en soluciones que permitan hacer todas estas cosas en un solo lugar”, aseguró Ocejo.
Datos del IMCO señalan que México cuenta con las condiciones necesarias para hacer del pago móvil una alternativa viable a la banca convencional, 90 por ciento de adultos tiene una identificación, 60 por ciento un teléfono celular y 95 por ciento de la población cuenta con al menos con una señal 3G. Sin embargo, solo 4.1 por ciento reporta haber usado el pago móvil en el último año.