- Janet recibe las remesas que el papá de su hija le envía desde hace seis años. Al principio eran 800 pesos semanales, pero hoy son mil 600. Él está trabajando del “otro lado”, en Carolina del Norte, en la cosecha de camote, fresa y brócoli. Un patrón le tramita y extiende los permisos de trabajo más el hospedaje, pero cuando no hay trabajo en el campo, el migrante pinta paredes, arregla jardines, lo que se ofrezca.
“No deja de enviar. Al principio lo hacía por ‘MoneyGram’ que yo cobraba en la Coppel o en el Banco Azteca”, dice Janet, originaria de Veracruz. Pero ahora lo recibe desde una ‘app’ bancaria. Usa el dinero para su hija, con quien se mudó de Veracruz a Reynosa, Tamaulipas. Aguarda su visa para irse también al otro lado, espera que suceda pronto.
Las remesas iniciaron un auge increíble desde el año 2000 gracias a que los mexicanos se incrustaron en servicios y actividades esenciales en Estados Unidos, “como en lo agrícola, en lo industrial, en la maquila de vestido, la preparación y empaque de alimentos, mensajería, en los cuidados, en hospitales, líneas de trabajo, etcétera”, corrobora Daniela Castro Alquicira, doctora en Economía. Lo que llega a México sólo se compara con lo que transfieren chinos e indios a sus familias. Las remesas en 2023 fueron de 63 mil 319 millones de dólares. Para el cierre de este 2024, se esperan más de 66 mil millones.
Paisanos, cuiden sus remesas. Ahí viene Trump
La doctora Daniela Castro explica que la emigración mexicana a Estados Unidos disminuye año con año. En eso influyen la discriminación, las deportaciones y el muro fronterizo. Con la nueva administración trumpista las presiones tenderán a aumentar, lo que afecta ya al tipo de cambio peso-dólar. El economista senior de BBVA, Juan José Li, explica que las remesas son sensibles a esas variaciones: “Un dólar más fuerte se traduce en más pesos para los hogares en México, los receptores se ven beneficiados cuando se deprecia el peso”.
Si a los mexicanos los regresan, ¿quién hará su trabajo?
Eladio González suele ir a Estados Unidos por máximo seis meses. Primero le pagaban con cheque, que lo llevaba a una tienda mexicana, lo convertían a pesos y enviaban a la cuenta de su esposa en México. Hoy mejor usa Remitly. “Como me pagan en dólares hago el depósito en esa aplicación, me lo convierte en mexicano y lo manda a la cuenta con una comisión de unos tres dólares”. Eladio se plantea transferir unos 15 mil pesos a la semana. Con eso, estará ahorrando para comprarse “un terrenito”.
Eladio dice que llega en bola mucha gente de Zacatecas. “Todos nos movemos de Florida a Georgia y de ahí a Indiana” para la pizca de sandía y para quitar la espiga, “que es la florecita que le sale al elote hembra, para que no polinice la milpa”. Ya mero se regresa a México porque siente que la discriminación se vuelve más dura.
Siempre las remesas, pero pa’ la mamá, más
Aunque en diciembre los migrantes suelen llegar en sus trocas o mandar dinero hacia el terruño, el economista Juan José Li sabe que el 10 de mayo es la fecha sagrada para muchos paisanos en Estados Unidos. “Suelen enviar dinero como un regalo a las madres en México, que puede destinarse al ahorro, para gasto corriente o algún festejo que se les realice a las mamás, tías, hermanas o abuelas”. Añade el experto que en agosto pasado el promedio por envío a los hogares fue de 407 dólares, y en octubre, según Banco de México, bajó un poco, a 387 billetes verdes.
¿Las remesas al acecho del crimen organizado?
Daniela Castro es experta en migración por la UNAM y dice no tener evidencia de que grandes flujos financieros sean lavados por el crimen organizado a través de las remesas. Sin embargo, sí sabe del “uso de esos sistemas para hacer pagos a ‘polleros’ y ‘coyotes’ para cruzar la frontera”. Según sus análisis, hay estados donde, junto con la llegada de mayores montos de remesas, también se disparó la violencia. “Lo vemos en Aguascalientes pero, sobre todo, en Chiapas”, observa la doctora.
También es notorio que nadie quiere quedar fuera de la jugada: cada vez más comercios incluyen el servicio de envío y recepción de dinero, incluido el gobierno mexicano con su Banco del Bienestar, que cobra menos por envío. O Walmart, que tiene su Money Transfer con Ria, y otras dos poderosas remesadoras: Western Union y MoneyGram, además de UniTeller, Xoom, InterCambio, Remitly y varias más. Y “no te prestes a cobrar remesas”, es la recomendación que hacen en esas tiendas. Por algo será.