LexisNexis Risk Solutions consideró que en México y América Latina, cada transacción fraudulenta cuesta en promedio 3.68 veces el valor de la operación perdida, pero afortunadamente es posible usar inteligencia digital para identificar transacciones sospechosas en tiempo real, lo que permite proteger los negocios contra operaciones fraudulentas en el entorno digital.
Advirtió que si bien El Buen Fin se ha convertido en una de las fechas más importantes y lucrativas para la venta minorista, también es un período que trae consigo un aumento significativo de las amenazas y estafas relacionadas con el comercio electrónico.
De acuerdo con la compañía, los canales móviles (smartphones, tablets, etc.) aumentan año con año su actividad en línea para compras y transacciones, lo que a su vez trae un aumento en el uso de medios de pago electrónicos, aplicaciones móviles, carteras digitales y hasta medios de pago sin contacto.
Indicó que los estudios de Ravelin Insights muestran que en América Latina, 20 por ciento de todos los ingresos generados en el comercio electrónico se pierden debido a los fraudes digitales, por lo que las empresas necesitan asegurar sus ganancias y no permitir que el esperado aumento de sus ventas en El Buen Fin se vea afectado por los estafadores.
Precisó que algunas de las formas en que las empresas pueden protegerse ante el fraude en línea es desde el uso de tecnologías como la biometría del comportamiento, hasta la realización de alianzas (consorcios) dentro de la misma industria para compartir información de defraudadores y así poder identificar patrones y riesgos de fraude.
LexisNexis Risk Solutions agregó que las buenas prácticas incluyen poner diversas soluciones en capas para abordar riesgos específicos de diferentes canales, métodos de pago y productos; además, van más allá al integrar capacidades y operaciones con sus esfuerzos de prevención de fraude.
Recordó que el fraude se está volviendo más sofisticado y complejo, y los controles de verificación tradicionales utilizando atributos físicos (dirección física, fecha de nacimiento, número de seguridad social, etc.) son menos eficaces para detectar y prevenir estos tipos de fraude organizado, al tiempo que las herramientas contra el fraude deben autenticar los criterios tanto digitales como físicos, así como el riesgo de identidad y transacción.
Apuntó que los siete principales retos del fraude en México y América Latina son: rápido aumento de costos, aceleración de la migración digital, que son cada vez más sofisticados, verificación de identidad, fricción del cliente, cooperación con otros y preparación para el futuro.
MRA