La única forma para que la inflación subyacente, que excluye ciertos elementos volátiles, como alimentos y energía, siga su tendencia a la baja hasta llegar a 3 por ciento en 2025 es romper la persistencia de los precios de los servicios, de acuerdo con Jonathan Heath, subgobernador del Banco de México (Banxico).
Durante su participación en el Podcast “Norte Económico” de la firma financiera Banorte, Heath recordó que en la primera quincena de septiembre, esta inflación se ubicó en 3.95 por ciento.
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“Esto ya es, ahora sí, que estamos en niveles ya antes del brote de inflación, cuando la subyacente estaba rondando entre 3.5 y 4 por ciento”, comentó.
“Ya logramos traer la inflación de regreso a esos niveles. Pero como tú bien señalas, la meta es tres y no a bajito de cuatro. Y entonces, ahora sí que tenemos la tarea por delante muy difícil, porque este último trazo es la parte más difícil”, agregó Heath.
Una de sus preocupaciones, expresó, es que la subyacente bajó continuamente, “algo así como 44 o quincenas al hilo, básicamente por los precios de las mercancías”.
“Este es un acontecimiento bien importante, ya que su promedio histórico del 2003 al 2019 fue 5.4 por ciento, estamos claramente por debajo de ese promedio histórico. Es más, de hecho, la última vez que la inflación de este componente estuvo bajó de cuatro fue hace como ocho años”.
“Pero, ¿cuál es el problema? Como puedes ver con estos números, es que ya básicamente la desinflación, el empujar la subyacente hacia abajo, que ha sido únicamente a través de las mercancías, ya prácticamente dio lo que pudo dar”, explicó.
Heath comentó que es muy difícil pensar que van a bajar mucho más los precios de las mercancías para seguir jalando la subyacente hacia abajo.
Lo anterior significa que ahora se tiene que concentrar las acciones en romper con la persistencia de la inflación de los servicios, que permanece arriba de 5 por ciento desde julio del 2022, proyectando una trayectoria lateral muy consistente.
El consumo, que se puede mantener relativamente dinámico, impulsará la parte de los precios de los servicios, que son muy susceptibles a este tipo de condiciones, explicó.
“Ante ello creo que hay que mantener la postura monetaria por más tiempo, hasta ver que rompemos realmente la persistencia a los precios de los servicios ante todavía un consumo de los hogares relativamente dinámico y una economía que, si bien sí se desacelera, todavía mantiene puntos muy donde pudieran estar apuntalando la inflación”, dijo.
Recordó que los programas sociales se tuvieron que adelantar del segundo trimestre al primero por las elecciones.
“Ahora que estamos entrando en el tercer trimestre, los programas sociales regresan a su normalidad y el tipo de cambio va a ayudar a apuntalar un poco más el poder adquisitivo de las remesas en pesos. Además de revisiones salariales relativamente fuertes”, agregó.
“Todo esto yo creo que va a mantener cierto dinamismo del consumo. La economía seguramente va a crecer, yo pensaría 1.5 o una cosa así, en un momento dado entre 1 y 2 por ciento”, comentó.
“Sin embargo, esto se va a explicar más bien por un estancamiento de las exportaciones, que lo hemos visto desde hace tiempo atrás, y seguramente no va a haber mucha inversión en la segunda mitad del año, precisamente porque es una característica que siempre vemos cuando hay un cambio de sexenio”, finalizó.
CHZ