El municipio de Santo Tomás de los Plátanos, al sur del Estado de México, cuenta con la torre de una iglesia que se asoma de la presa Santa Bárbara cada que es vaciada. Antes de ser un vaso, era un pueblo que fue hundido en 1956 para dar paso a la construcción del Sistema Hidroeléctrico Miguel Alemán, de la Comisión Federal de Electricidad (CFE).
La historia de esta iglesia data del siglo XVII, de acuerdo con el ex cronista del municipio, Emeterio Domínguez Esquivel. “El pueblo era muy tranquilo muy tranquilo y era un pueblo muy antiguo, yo creo que cuando el pueblo se cambió, ya tenía una edad el antiguo Santo Tomás de 400 años ahí, entonces nada más tenía dos calles que decían la calle de arriba y la calle de abajo; la calle principal, donde estaba el templo y otra calle que daba así al hacia el río, entonces no era un pueblo muy grande”.
De acuerdo con información consultada con la paraestatal, en 1951 comenzaron con la construcción de este sistema de generación de energía hidráulica que se convertiría en electricidad. Llevó por nombre el Sistema Hidroeléctrico Miguel Alemán y tenía la intención de aprovechar la corriente de distintos afluentes para la producción de energía.
En este sentido, especialistas advirtieron que el antiguo pueblo de Santo Tomás podía ser el lugar idóneo para crear una presa artificial que ayudara con el plan de la paraestatal, por lo que ofrecieron dinero a los habitantes y dotaron de casas para reubicarlos a seis kilómetros de distancia, que comenzaran una nueva vida y permitieran la inserción de maquinaria.
La geografía del lugar permitió la estrategia, toda vez que el pueblo estaba en el fondo de un barranco, rodeado por formaciones rocosas, pero no fue hasta 1956 que inundaron todo el lugar una vez que fue deshabitado y se dio paso a la Presa Santa Bárbara.
El cronista relató que en esa época las casas eran de adobe, por lo que las mismas fueron destruidas de manera natural con el paso del agua; sin embargo, lo único que se mantiene en pie es la torre de la iglesia del Antiguo Santo Tomás.
“La gente estaba muy acostumbrada, era una gente muy católica, muy allegada a la iglesia, entonces tenían en su templo como lo máximo que puede tener una persona en su lugar de origen, entonces se le dio tanta importancia que no quisieron que se derribara, lo quisieron conservar como un símbolo de identidad de la gente de Santo Tomás”, relató.
De acuerdo con el plan municipal de Desarrollo Urbano de Santo Tomás de los Plátanos, la presa de Santa Bárbara tiene una capacidad máxima de 6 millones 500 mil metros cúbicos de agua y si bien la planta hidroeléctrica ya no está en operación desde la década de los 90, lo cierto es que el vaso es llenado y vaciado, para que el recurso sea utilizado por la Comisión Nacional del Agua (Conagua).
Mano del hombre cambió la historia del pueblo
Santo Tomás de los Plátanos es un municipio que tiene como vocación la agricultura, esto por la temperatura y el clima caliente que documenta en comparación a otras partes del Estado de México. Está ubicado al sur de la entidad mexiquense y está cerca del estado de Michoacán y de la región de tierra caliente, la cual tiene presencia de grupos del crimen organizado.
Uno de los atractivos turísticos del municipio es la presa junto con la iglesia. Información del Gobierno del Estado de México indica que la torre que emerge de la presa es uno de los principales atractivos de la región.
En un recorrido realizado por MILENIO se pudo constatar que la edificación se mantiene de pie, pero la presa prácticamente fue vaciada días antes, actividad que de acuerdo con pobladores, es habitual por parte de las autoridades federales.
A decir de Félix Aguilar, uno de los habitantes con mayor edad junto a la presa, tuvo la oportunidad de trabajar en el proyecto como empleado. Relató que se trató de una obra grande que dio sustento a los habitantes de la zona, aunque al principio hubo resistencia por parte de algunos lugareños.
“Yo desde que llegué con el trabajo ése, yo trabajé en esa cortina… ya se habían hablado con el ingeniero que andaba comprando, pero luego las familias por ahí se le pegaron al ingeniero llorándole porque no querían dejar su pueblo porque tenían mucho que perder”.
Recordó que varios de los vecinos sembraban frutas y verduras, pero que tuvieron que reubicarse y continuar con su actividad en otro punto del municipio. Entre los beneficios que obtuvieron fueron algunos servicios en sus domicilios, como son agua y electricidad.
Hoy la presa y la iglesia son considerados como atractivos turísticos por parte de la Secretaría de Cultura del Estado de México, no obstante, el que sea vaciada por temporadas hace que las visitas sean irregulares y que actividades como la pesca y el comercio no detonen como en beneficio de los habitantes, informó Esmeralda Peñaloza, una de las vendedoras de la región.
“En realidad hace tiempo que ya no mantiene el agua a un nivel y creo que si nos afecta porque es como un centro turístico, nos afecta en el sentido de que mucha gente se mantiene de ahí de la pesca… ahora sí que la atracción es el agua no, porque vienen a sacarse la una foto, no sé en la cúpula o cerca de y pues no tiene agua, está seca”.
Por lo pronto, el cuerpo completo de la torre de la iglesia de Santo Tomás emerge de la presa, en un aspecto de aridez, no obstante, vecinos confían en que de nueva cuenta sea cubierta por el agua en loas próximas como hace habitualmente, a pesar de que la ola de calor. Se espera que el 14 de octubre celebren un año más del hundimiento del antiguo pueblo, fiesta que se desarrolla con música y una misa.
AMP