Hace tres años Sergio Buniac se convirtió en CEO global de Motorola, un fabricante de celulares de vanguardia, pero que perdía dinero. El año pasado, una de sus mayores fábricas en Wuhan fue golpeada por covid “antes de que supiéramos qué era eso”.
Pero al pensar en cómo resolver las necesidades del confinamiento para quienes tenían que trabajar o estudiar desde casa, dieron en el clavo: usar chips premium en aparatos de gama media y con ello democratizar el acceso a la tecnología.
“Si una compañía de tecnología deja de innovar, se muere”, dice Buniac en exclusiva global para MILENIO, minutos después de que el 27 de mayo el ala de dispositivos móviles del gigante chino Lenovo, de la que el brasileño también es vicepresidente mundial, presentó los resultados de su año fiscal abril 2020 - marzo 2021.
Resultados: crecimientos históricos en varios territorios, incluyendo Latinoamérica donde ya tienen 20.9 por ciento del mercado. Además, la marca es por primera vez el número uno en México, al llegar a una participación de 24.2 por ciento de los smartphones vendidos durante el primer trimestre del año, según el IDC Mobile Phone Tracker 1Q21
¿Qué define en este momento a la compañía?
Por muchos años la compañía no fue rentable. Cuando tomé el puesto esa era nuestra meta: devolverle la rentabilidad, porque así íbamos a poder hacer otras cosas: invertir, crecer...
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Venimos de muchas adquisiciones. Fuimos parte de Google y eso nos enseñó mucho sobre el consumidor y cómo piensa. Y luego nos compró Lenovo, que nos dio una huella global. Cuando sumas eso, la compañía se hace única.
Hace dos años volvimos a ser rentables, con ganancias pequeñas, pero con muy buen progreso. Una preocupación fue nunca perder nuestra veta, porque si una compañía de tecnología deja de innovar, se muere.
¿La rentabilidad mata la innovación?
Si te fijas en lo que hemos hecho, la primera comunicación desde la luna fue con un radio Motorola, parece que fue hace 200 años. La primera llamada 5G se hizo con un Motorola con la Red Verizon en Chicago; el primer plegable, fue el Razr.
Así que, conforme la compañía ha rescatado esa veta hemos acelerado el crecimiento; siempre enfocándonos en los consumidores, reduciendo los ciclos de vida de nuestros productos.
Y en términos financieros...
Los resultados de este trimestre muestran crecimientos en todo el mundo, si te fijas en Asia, Europa e incluso en Norteamérica, la compañía tuvo un crecimiento de tres dígitos, que no es muy común en esta industria. En América Latina crecimos 60 por ciento, con una participación de mercado de casi 21 por ciento, un récord en muchos años. Y además somos el número uno en México, estamos muy orgullosos de eso.
¿Qué los hizo fuertes en México?
Todo tiene que ver con la consistencia. México es uno de los cinco mercados más importantes para nosotros, desde siempre. Desde hace tres o cinco años el país ha sido parte de nuestros lanzamientos globales, si no lanzamos ahí primero. Eso muestra respeto a los consumidores y te hace más fuerte. Los consumidores mexicanos son muy sofisticados. Todo mundo dice que se fija en el consumidor, pero yo puedo decir cosas que lo confirman: México es uno de los primeros tres países en los que instalamos quioscos propios hace unos años, abrimos 40.
El año pasado, de hecho, recibimos un premio de la Profeco, por ser la mejor compañía en servicio a clientes, que es muy difícil de alcanzar.
¿A que se refiere con sofisticados?
Todos los consumidores son importantes, pero en México tienen estándares más altos. Ponemos mucha atención a los consumidores.
Hace unas semanas di un discurso en una preparatoria; para mi sorpresa, las preguntas que recibí fueron muy profundas, técnicas, incluso sobre cosas de las que ni estaba al tanto: cómo funcionan las cámaras de los teléfonos, cómo reaccionamos en redes sociales, nuestra responsabilidad corporativa.
Así que, primero que todo: nunca subestimes a un cliente, escúchalo, sé humilde.
¿La pandemia los catapultó?
Nuestra fábrica principal está en Wuhan, covid nos pegó antes que a nadie. Hubo días en los que no veíamos la luz al final del túnel, días que nos hicieron decir: ¡ya basta!... constantemente teniendo que reenergizarnos en la mañana, pero después de trabajar con un equipo tan resiliente, y ver los resultados un año después, podemos comprobar que el trabajo arduo te lleva lejos.
¿Cómo pudieron actuar tan rápido en Wuhan?
Covid fue algo terrible por los problemas que creó. Nos pegó muy temprano. Desde febrero del año pasado, cuando aún nadie sabía qué era covid, tuvimos que movernos a las fábricas, proteger a los empleados, certificar procedimientos.
Motorola sirvió de marco de referencia y estableció procedimientos en las fábricas que se usaron de ejemplo para otros. Todo ese aprendizaje lo aplicamos a nuestras fábricas en Monterrey, Manaus e India.
¿Covid cambió su visión?
Cambió la forma en que la gente trabaja y estudia en casa. Nos preguntamos cómo ayudar, qué cambiar y tuvimos la idea progresista de elegir chips premium que solo se consiguen en celulares muy costosos para ponerlo en el Moto G100, dándole el poder de la tecnología a mucha gente, y que se pudiera utilizar el teléfono como una PC o a través de múltiples pantallas.
Algo más importante que traer innovación es democratizar esas innovaciones. Eso es súper importante, sobre todo en regiones como Latinoamérica y mercados emergentes.
¿Qué hace eficaz la democratización de la tecnología?
Primero, tienes que estar listo para el cambio. El mercado va a cambiar, no diariamente, pero muy a menudo. Cuando lanzamos 5G, hace unos 12 meses, tuvimos teléfonos muy caros, pero todo evolucionó rápido para traer la línea 5G Moto G, de nivel intermedio que hizo todo más accesible.
La democratización que trae la evolución de la tecnología es algo que tenemos que hacer para la sociedad. Nuestra responsabilidad no es solo tener buenos números, sino cómo evolucionamos y esa es nuestra obligación.
Fuimos los primeros en proveer idiomas en peligro de extinción en los teléfonos, lo que protege a esas comunidades y a su historia. Lo hicimos primero en el Amazonas, en Brasil, y ahora lo estamos propagando en el mundo.
¿Cómo les fue con la “Guerra Fría” tecnológica entre EU y China? Ustedes están en ambos lados
No puedo comentar sobre política, nosotros vemos a Motorola como una marca global.
En algún momento nuestro tiempo para vender nuevos desarrollos era más largo que nuestros competidores, así que nuestra tarea fue acelerar los ciclos de vida y la innovación, para ser competitivos en todo el mundo. Como dije, donde somos fuertes, podemos navegar, y donde no es tan fuerte, tienes que ser el mejor.
¿Y dónde son mejores navegantes?
Al convertirnos en los mejores en países como India, a donde regresamos y se están aceptando muy bien nuestros productos. Al tener una marca y presencia fuerte en lugares como México, Brasil o Los Ángeles y mercados de Norteamérica, alcanzamos un nivel diferente. Lo bonito del mundo es tener esta combinación. Así como somos la combinación de muchas cosas en nuestras vidas, las compañías globales tienen que tener lo mejor de cada sitio.
¿Qué diferenciará a los clientes actuales de los del futuro?
La tecnología es todo, te despiertas con el teléfono, te vas a dormir con el teléfono, tu dispositivo se entera de cosas antes que tú. Proveer 5G, incluso antes de que se lance 5G, y hacer que nuestro cliente esté preparado es algo de lo que estoy muy orgulloso.
Actualmente tenemos ocho modelos en México, incluso antes del lanzamiento total, así que, si alguien compra un teléfono hoy y se despliega la tecnología 5G, no tenemos que cambiar su teléfono en seis u ocho meses.
¿En qué se convertirá el celular para nuestras vidas?
Es difícil imaginarlo. Los avances tecnológicos liberan el potencial a diferentes aplicaciones, por ejemplo cuando pasamos de 3G a 4G, no había Netflix. Ni siquiera lo imaginábamos.
La tecnología seguirá evolucionando. El 5G tiene características que lo hacen muy emocionante: significa más velocidad, más aplicaciones.
Y si se conjunta con la latencia (el tiempo en milisegundos para transmitir información en una red), eso hará posible tener vehículos autónomos, cirugías remotas… puede causar cambios dramáticos.
También veo 5G como una plataforma muy democrática, porque permitirá redes virtuales, nuevas empresas y la combinación de dispositivos conectados por IoT (internet de las cosas).
Habrá sensores para todo: para medir nuestra salud, poner gasolina al coche. Esos sensores estarán en todas partes. Ya no iremos al médico, algo nos va a decir "haz esto porque tu presión está así o tu corazón está asá". Pero el teléfono inteligente seguirá siendo el eje y una parte intrínseca de nuestras vidas.
lvm