El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, denunció el "fracaso" de un sistema financiero internacional que permite que 3 mil 300 millones de personas vivan en países donde los gobiernos gastan más en el pago de intereses de su deuda externa que en educación o salud.
"La mitad de nuestro mundo se hunde hacia un desastre del desarrollo, alimentado por la aplastante crisis de la deuda.", destacó Guterres al presentar un informe sobre el estado de la deuda en el mundo.
"Unas 3 mil 300 millones de personas, cerca de la mitad de la población (mundial), viven en países que gastan más en el pago de intereses de su deuda que en educación o salud", recordó.
Sin embargo, estas deudas insostenibles están concentradas en países pobres y "no están consideradas como un riesgo sistémico para el sistema financiero mundial".
"Es un espejismo, 3 mil 300 millones de personas son más que un riesgo sistémico. Son un fracaso sistémico", sostuvo.
Según el informe Un mundo de deudas, el total de la deuda pública mundial se elevó en 2022 a 92 billones de dólares, cinco veces más que en 2000 (17 billones).
Los países en desarrollo tienen 30 por ciento de esta deuda, que aumenta más rápido porque los intereses que pagan son cada vez más altos pese a que la deuda cae con relación al producto interno bruto (PIB).
Del total, 52 países -cerca del 40por ciento del mundo en desarrollo- "tienen importantes problemas de deuda", recordó Antonio Guterres, quien ha reclamado sin éxito una reforma de las instituciones financieras internacionales.
"Es un resultado de la desigualdad intrínseca de un sistema financiero mundial obsoleto, que refleja las dinámicas coloniales de la época en que se creó", sostuvo.
La composición de esta deuda de los países en desarrollo ha evolucionado, precisó por su parte Rebeca Grynspan, secretaria general de la Conferencia de Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD).
En 2010, los acreedores privados representaban 47 por ciento de la deuda externa de los países en desarrollo, pero en 2021 ese porcentaje se elevó al 62 por ciento.
"Mientras estas fuentes privadas pueden proporcionar liquidez vital para los países, los términos suelen ser menos favorables y esto hace la reestructuración más compleja y la deuda pública más cara", comentó.
AMP