Los pueblos mágicos de Tula y Mier, ambos en Tamaulipas, carecen de las certificaciones vigentes emitidas por la Secretaría de Turismo, de acuerdo a los programas de calidad dentro de este rubro, lo cual pone en riesgo su nombramiento para el futuro de acuerdo a las evaluaciones de la autoridad.
En las revisiones hechas a ambos municipios, como parte de la Estrategia Nacional y con los acuerdos para revisarse en los próximos meses, no han logrado la actualización en aspectos como localidades limpias, salud, gastronomía entre otros. Además, se analizaron el entorno social como de sus habitantes.
Tanto Mier, que se ubica en la frontera y Tula, en el llamado altiplano, les faltan distintivos como el sello de calidad Punto Limpio, otro más del programa de calidad “Tesoros de México”, el programa de calidad distintivo de manejo higiénico de los alimentos, el distintivo del programa de calidad moderniza y los segmentos especializados “Sello de turismo de salud”.
A esto, se suma que no cuentan con proveedores de hospedaje avalados en el Registro Nacional de Turismo hasta el presente año, donde se agrega en los referente a los alojamientos temporales, Tula pasó de 10 a 5 entre 2010 y 2015. Mier mantiene sus cuatro espacios de hospedaje. Se integra como dato, ambos no han reportado a la plataforma Datatur el compendio estadístico de visitantes que arribaron en los últimos 10 años.
Faltantes en los lineamientos
La Sectur especifica que los Lineamientos generales para la incorporación y permanencia al Programa Pueblos Mágicos, publicados en el Diario Oficial de la Federación el 26 de septiembre de 2014, establecieron los mecanismos mediante los cuales se otorgaba el nombramiento y detallaba las estrategias para su permanencia.
Dicha normatividad contemplaba la entrega pormenorizada de 15 elementos documentales durante el proceso de incorporación y 10 para la evaluación de permanencia. Conforme a los registros de la Secretaría, de los 121 Pueblos Mágicos evaluados en 2019, sólo 16 de ellos cumplieron con la totalidad de los requisitos documentales de permanencia, equivalente al 13 por ciento del total, denotando la falta de apego de la norma a una realidad que se vive en tales localidades.
Menciona también que “esta reglamentación no se tradujo en una herramienta que brindara bases para analizar el verdadero potencial turístico, diseñar acciones de fomento y promoción focalizada, aprovechar los atractivos que los distinguen y conocer el impacto socioeconómico del turismo o la generación de desarrollo económico, social o cultural desde lo local. Ello, condujo a la Secretaría a revisar los mecanismos de incorporación y permanencia que se habían seguido con anterioridad”.