Más que bajar los brazos y pensar que su camino como creador artístico se terminaría a causa de la pandemia, Bernardo Augurio Jiménez canalizó su pasión por la pintura y curador en museos locales, para reconfigurar su actividad. Fue así como hoy ofrece el servicio del enmarcado en ‘BA Galería, Arte y Marcos’, sin dejar a un lado su pasión por dedicarse a la creación artística y la enseñanza.
Más que alejarse definitivamente de los pinceles y detener su producción pictórica vinculada a técnicas del cubismo y surrealismo, hizo una breve pausa ante la incertidumbre que provocó la pandemia, que cerró los recintos culturales, galerías, escuelas y academias, paralizando en lo general la economía.
“Este negocio surgió como para tener un ingreso extra, porque en realidad tengo varios: la venta de mi obra, las clases de pintura y la curaduría en el museo, pero a raíz de la pandemia las dos últimas se vieron afectadas por el cierre”.
Si bien agradece a Dios que no le faltó trabajo, tanto en producción artística como sus clases particulares de pintura, tuvo que realizar rifas de obra para hacerse de recursos ante la caída en la demanda; la pandemia continuaba y la incertidumbre crecía; esto lo animó a emprender y encontrar una solución a su situación económica que por momentos se vio vulnerada.
La idea de complementar su actividad con el negocio de enmarcado continuaba. Dejó el pincel, se lavó las manos y salió a la calle, con la firme intención de regresar ya con el nuevo logo de su negocio. Fue así que nació BA Galería, Arte y Marcos.
Remodeló la fachada de su galería, hizo cambios en el interior, se puso en contacto con proveedores de marcos y tras una etapa de varios meses, se concretó y hoy es ya toda una realidad.
“He recibido fotografías, títulos profesionales, posters, pulseras, grabados; cuadros y diversas obras pictóricas para enmarcar. Tenemos alrededor de 300 molduras disponibles para enmarcar. El perfil principal del negocio sigue siendo mi galería de arte, mi obra es la más importante en este lugar”.
Las clases de pintura continúan. Consciente de esto, visualiza que en un futuro el enmarcado llegará a crecer, por lo que tendría que ocupar un espacio mayor, en otra área. Por el momento, el enmarcado le gusta mucho y asesora a las personas sobre lo que mejor le queda a las pinturas, le emociona.
El enmarcar el título profesional, una fotografía, una pintura, una pulsera o un póster autografiado, quizás para muchos no les genere mayor emoción. Sin embargo, Bernardo sabe que enmarcar es más que eso. Es conservar un recuerdo, la superación hecha papel a través de un título profesional. Es el retrato de los queridos abuelos que han dejado huella. Es la imagen de un imponente monte nevado, es la reliquia familiar hecha pulsera.
Se enmarca algo más que un simple objeto. Se provoca una emoción, un recuerdo, una sonrisa tal y como el mismo Bernardo Augurio Jiménez dice: “El arte puede abrir tantas puertas como lo hace una sonrisa”.
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