Los negocios ubicados en el cruce de la avenida Matamoros y calle Juan Antonio de la Fuente, en el centro de la ciudad de Torreón, tiene una vocación particular. Son bazares, casas de empeño, sobresale el Monte de Piedad y otros que exhiben mercancía en venta. Este lunes comenzó la afluencia de personas. Largas filas se formaron en el Monte de Piedad y otros locales contiguos, personas que llevaban algo más que mercancía, historias de esperanza o nostalgia. Tal fue el caso de la señora Paula y su hijo Raúl.
Salieron del área de remates de mercancía del Nacional Monte de Piedad. La mirada de ambos mostraban nostalgia, una alhaja familiar pasó en venta al no poderla rescatar.
“Lamentablemente perdimos nuestro empeño", comentó el joven mientras su madre, sólo bajó su triste mirada, apretó con fuerza el par de carpetas que llevaba en brazos y continuaron su camino hacia su vehículo para luego iniciar su marcha. Y se entiende.
Tener que ir a empeñar alguna prenda ante un apuro económico, si bien no es nada vergonzoso, tampoco reviste un orgullo particular. Siempre existe cierto sentimiento de incomodidad, aunque la esperanza por remediar un mal con un bien, mantiene la esperanza en alto ante nuevas puertas que se abren.
No es el único punto donde hay bazares, de hecho hay cientos en la región. Sin embargo, la sucursal principal del edificio del Nacional Monte de Piedad en el centro de la ciudad de Torreón con décadas ahí instalado, hace emblemática la esquina de avenida Matamoros y calle Juan Antonio de la Fuente.
La historia cuenta lo hábil que tenían que ser los pignorantes para poder escapar de los “coyotes”, quienes compraban boletas de empeño o sugerían otras formas de obtener ingresos. Aunque esta práctica se ha ido eliminando con la competencia, aún prevalece.
Frente al Monte de Piedad, existe una gran cantidad de locales que exhiben una gran cantidad de enseres: Lavadoras, estufas, refrigeradores, hornos, bicicletas, pantallas, todo tipo de muebles en las bodegas de remates ahí ubicadas, que ofrecen oportunidad de adquirir en venta aquellos bienes que otros se han tenido que desprender para hacerse de un dinerito extra para remediar males.
“Compro oro y plata en cualquier presentación, monedas de oro y plata, onza troy, alhajas. Oro de ocho, diez, catorce y dieciocho quilates”, menciona la publicidad en algunos negocios de esa esquina.
En la misma esquina, al menos seis locales con servicio de bazar, se mantienen a la espera para brindar atención directa al cliente necesitado. Así uno a uno, hacia la avenida Morelos, donde se ubican otros sitios similares.
Las gorditas de esa misma esquina junto al Monte de Piedad, dan el buen sazón al mal sabor que deja tener que ir a empeñar cualquier prenda. Compra de oro, alhajas, algunos sitios avalados por grandes instituciones financieras. Acudir a esa esquina puede devolver un poco de ilusión y esperanza, a cambio de un bien material.
La afluencia de “clientes” a las casas de empeño y bazares comenzó desde el pasado lunes 4 de enero, donde incluso se formaban filas para poder entrar al Monte de Piedad, y más ahora con la Sana Distancia. Al paso de la semana, la afluencia aunque es continua, ha disminuido de manera paulatina.
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