Dado que el sector energético es responsable del 75% de las emisiones de CO2, la transición energética para los próximos 25 años hacia las energías limpias es el principal reto, reemplazarlas es la misión y el uso cada vez mayor de minerales es el camino, ya que el consumo de energía se ha acelerado en los últimos 20 años.
Fernando Alanís Ortega, compartió en su ponencia que a su vez se ha incrementado la inversión en energías renovables y crece más conforme al compromiso actual por combatir el cambio climático, todo a base del uso de minerales.
“Se empieza a ver ya movimiento en la generación de energías alternativas. Hay aumentos en la producción de energía solar, en la eólica, en los vehículos eléctricos e híbridos, y en la electrólisis. EN 2024 la energía eléctrica proveniente de fuentes renovables creció 15% frente al 2023”.
Recordó que el reporte “Global Critical Minerals Outlook 2024” de la Agencia Internacional de Energía (IEA) estima que se requieren 800 billones de dólares para el desarrollo de 261 nuevas minas de minerales críticos para cumplir con las metas de transición energética (Net Zero Scenario), principalmente de cobre, litio, níquel, tierras raras y cobalto.
Indicó que hay 21 metales, dentro de los llamados metales críticos (materiales para garantizar la producción de bienes en los sectores económicos estratégicos definidos por un país) que son fundamentales para la transición energética y cuya demanda será exponencial en los próximos 25 años, sobre todo de cobre.
“El caso del cobre tiene un uso muy intenso, al igual que el aluminio, en la gran mayoría de las nuevas tecnologías de transición energética, con intensidad de uso en la energía solar, eólica, bioenergía, redes eléctricas y almacenamiento de energía. Para mí el cobre es el metal más importante, con un futuro fundamental para que se dé la transición energética”.
En 2024 la producción mundial de cobre fue de 22.6 millones de toneladas, en tanto, refirió que para la transición energética se requerirán 4 millones de toneladas adicionales para 2030 y 16 millones de toneladas para 2050.
Hay 901 minas de cobre en el mundo, de las que 20 producen 44% de la producción mundial, una de ellas en México.
“La demanda de cobre se ha duplicado más o menos cada 20 o 30 años, y en los próximos 25 a 30 años se va a necesitar la cantidad de cobre de todo lo que se ha producido desde los años anteriores. Es una gran oportunidad que tiene la minería si se alinean las cosas para que suceda una transición energética”.
Sin embargo, Alanís Ortega resaltó que otro de los retos es aumentar el número de descubrimientos de minas de cobre, ya que cada vez es más complicado encontrarlas porque son más profundas que requieren tecnologías más sofisticadas, al grado que desde 2010 solo se han encontrado 40.
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