Hay apetito de la banca internacional en invertir en el proyecto del Tren Maya, tal es el caso de instituciones como Goldman Sachs, Credit Suisse o BlackRock, pero también de algunas con sede en México, destacó el director general del Fondo Nacional de Fomento al Turismo (Fonatur), Rogelio Jiménez Pons.
Al participar en el 80 Congreso Nacional de Agentes Aduanales en la capital de Yucatán, señaló que hay más de 60 consorcios interesados en participar en las licitaciones de la ingeniería básica del Tren Maya, cuyo fallo y firma de contratos se darán a conocer durante agosto próximo.
El funcionario federal apuntó que el grueso de la obra iniciará en 2020, año en el cual el gobierno federal recibirá un presupuesto de unos dos mil 200 millones de pesos, sobre todo para el pago de derechos de vía hasta con 40 años de antigüedad, y se estima que el Tren Maya entre en operación en 2023.
El proyecto se desarrollara mediante la fórmula de Asociación Público-Privada (APP), se dividirá en siete tramos los mil 500 kilómetros que comprenderá todo el proyecto ferroviario, cada uno de los cuales constará de alrededor de 214 kilómetros y tendrá un costo aproximado de mil 100 millones de dólares.
Las autoridades mexicanas están muy cerca de seleccionar con cuáles instituciones les conviene asociarse, no solo en la parte de la APP para los trabajos de la vía, sino también en los desarrollos inmobiliarios a través de instrumentos como las llamadas Fibras, Fideicomisos de Inversión en Bienes Raíces.
“Hay apetito importante de grupos que están interesados en invertir en proyectos específicos, la banca internacional está muy metida, está participando en el proyecto, no desde hace poco, sino desde hace varias meses”, resaltó Jiménez Pons en el evento organizado por la Confederación de Asociaciones de Agentes Aduanales de la República Mexicana (CAAAREM).
Informó además que hay más de 60 grupos o consorcios interesados en participar en la licitación de la ingeniería básica, entre los cuales están las más importantes constructoras de México y del mundo, entre ellas las chinas.
Como las constructoras mexicanas no tienen la capacidad para desarrollar los diferentes tramos de la ingeniería básica por sí solas, se están conformando consorcios que llevan como respaldo a un grupo financiero, añadió.
JAR