Ante la reducción de recursos hídricos en el norte de México, la industria vitivinícola de Baja California prepara propuestas que le permitan obtener agua para su actividad de diversas fuentes.
El presidente del Sistema Producto Vid de Baja California, Fernando Pérez Castro, explicó a MILENIO que “el problema de la escasez no se reduce solo al Valle de Guadalupe, lo tenemos en todo el estado, estamos en una zona semiárida donde incluso hay partes que son desérticas”.
Indicó que en la última década dentro del Valle de Guadalupe se mantiene la superficie de plantación, pero la actividad turística potenció el desarrollo de otros proyectos en torno al vino y crecieron de forma exponencial.
“Restaurantes, hoteles, proyectos inmobiliarios, se valen de la misma agua que nosotros extraemos de los mantos acuíferos y al incorporarse estas actividades productivas evidentemente se acentúa un problema que ya teníamos de origen.
“Como vitivinicultores siempre tenemos que cuidar la vocación agrícola de esta región privilegiada para la plantación de vid y para poder hacer vino de alta calidad, y que también se regule, controle y acote el crecimiento de otro tipo de actividades”, dijo el también directivo de La Lomita y finca La Carrodilla.
Se estima que Baja California concentra alrededor de 80 por ciento de la producción de vino en el país.
Las acciones para resolver el problema van desde prácticas de eficiencia, haciendo uso tanto de la tecnología como de la agroecología, así como proyectos transversales en los que dijo Pérez Castro, se requiere el apoyo del gobierno para llevar agua de otras fuentes que no sean del manto acuífero y que le dé viabilidad a su actividad.
Destacó que la industria ha tenido sinergias para gestar proyectos que pueden llevar agua revitalizada a la zona norte de producción en Ensenada, que les permita que la actividad vitivinícola no siga explotando el agua del acuífero.