Un gol por la igualdad

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El futbol femenil se abre paso con más seguidores alrededor del mundo y la promesa de incrementar a 60 millones el número de jugadoras en 2026.

En la justa femenil, se van a repartir 30 mdd en premios entre los 24 equipos participantes (AFP).
Murad Ahmed
Ciudad de México /

Cuando Francia y Corea del Sur inauguraron el Mundial Femenil de Futbol 2019 en París, fue un momento trascendental para el deporte. Se proyecta que el torneo de un mes de duración obtenga una audiencia televisiva récord de alrededor de 1,000 millones de espectadores en todo el mundo, con más de 720,000 boletos ya vendidos para todos los partidos.

Pero el creciente éxito del Mundial, que se celebra cada cuatro años, presenta un marcado contraste con los escasos recursos disponibles para las futbolistas, en comparación con sus contrapartes masculinas, lo que lleva a un feroz debate acerca de la mejor manera en que puede crecer el deporte.

“Si la Copa Mundial masculina alcanza entre 3,500 y 5,000 millones de personas y genera 6,500 millones de dólares (mdd) en ingresos, entonces el torneo femenil, que tiene una audiencia de 1,000 millones, debería atraer al menos 1,500 mdd”, dijo Gianni Infantino, presidente de la FIFA, durante el congreso anual en el que se reúne el organismo rector del futbol. “Pero eso no ocurre. Se genera mucho menos y por eso tenemos que invertir en el deporte femenil”.

El plan de la FIFA es aumentar el financiamiento para el desarrollo del futbol femenino a nivel de base, con la promesa de duplicar a 60 millones el número de jugadoras en el mundo en 2026, en un esfuerzo por mejorar el nivel de juego y despertar el interés comercial.

Pero en la víspera del torneo, el sindicato profesional de Australia amenazó con llevar a la FIFA ante los tribunales, en un intento de obligar al organismo a igualar el dinero que otorga en premios durante los Mundiales masculinos y femeninos.

El movimiento tiene el apoyo de Hope Solo, la exportera de la selección de Estados Unidos (EU). Ella encabeza una demanda contra la federación US Soccer, en la que busca una remuneración equivalente para los futbolistas masculinos y femeninos estadounidenses.

Hope Solo dijo a la BBC que el argumento sobre el dinero en premios le comentó,“me dice que el chovinismo masculino está arraigado en nuestra federación global y que estas disparidades son un reflejo de eso”.

En la justa femenil, se van a repartir 30 mdd en premios entre los 24 equipos participantes, el doble de la cantidad que se entregó en el evento de 2015. Pero hay que comparar esto con los cerca de 400 mdd disponibles para los equipos de la Copa Mundial masculina del año pasado.

Ebru Koksal, presidenta del grupo activista Women in Football (Mujeres en el Futbol) con sede en Reino Unido, y exdirectora ejecutiva del equipo turco Galatasaray, reconoció que las finanzas de este deporte se sostienen por el interés en el juego masculino, que genera acuerdos multimillonarios de transmisión y patrocinio.

Pero argumentó que los órganos rectores deberían gastar más para aumentar el nivel de las futbolistas, lo que a su vez crearía un mejor espectáculo y atraería a las emisoras y los patrocinadores comerciales al juego de mujeres.

“Se necesita inversión por adelantado”, consideró Koksal. “Eso hará crecer el juego a niveles que sean rentables para todos los involucrados”.

Este modelo tuvo éxito en el Olympique Lyonnais —conocido por los aficionados simplemente como el Lyon—, el club francés cuyo estadio albergará la final de la Copa del Mundo el próximo mes.

El equipo femenil del club se financia con un presupuesto anual de entre 7 y 8 millones de euros, y a las jugadoras se les pagan hasta 10,000 euros al mes. Aunque esto es mucho menos que el sueldo de los futbolistas masculinos del club, es uno de los salarios más altos que se ofrece a las jugadoras en todo el mundo y atrajo a muchas estrellas que jugarán en el Mundial, como la francesa Amandine Henry, Lucy Bronze de Inglaterra y Dzsenifer Marozsán de Alemania.

Pero ese tipo de inversión no es habitual. De acuerdo con el informe de FIFPro, el sindicato mundial de futbolistas, que encuestó a cerca de 3,600 jugadoras en las ligas femeniles de todo el mundo, ellas ganan solo 600 dólares al mes en promedio. Casi la mitad de las jugadoras de alto nivel tienen contratos no oficiales y se les obliga a complementar sus ingresos con un segundo empleo.

Sin embargo, hay señales de un cambio constante. En los últimos años, los clubes más importantes, como el Manchester United, presentaron equipos femeniles profesionales junto a sus conjuntos masculinos.

Las audiencias también van en aumento. A principios de este año, más de 60,000 aficionados se dieron cita en el estadio Wanda Metropolitano del Atlético de Madrid para ver al equipo local jugar contra el Barcelona.

Mientras tanto, los ingresos de patrocinios van en aumento en algunos países. En marzo, la Football Association, el organismo nacional que rige el deporte en Inglaterra, llegó a un acuerdo de 10 millones de libras con el banco Barclays para patrocinar la English Women’s Super League, la mayor inversión corporativa en el deporte femenino del Reino Unido. 

“El crecimiento en el dinero del futbol femenil puede ser bajo en términos absolutos, aunque en términos de porcentaje, crece exponencialmente”, aseguró Koksal. “Lo que también impulsa esto son las mujeres que juegan actualmente la Copa del Mundo, que hacen realidad sus sueños de la niñez. Pero a ellas las ven y apoyan millones de chicas que aspiran a jugar en el próximo Mundial”, puntualizó.


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