Una campana de alarma económica sonó en Estados Unidos el miércoles al emitir señales de una posible recesión en el futuro próximo: se invirtió la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro a 2 y 10 años.
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Este fenómeno muestra que los inversores quieren obtener más rendimientos por los bonos a corto plazo que por los de a largo plazo.
Es la primera vez que sucede desde la Gran Recesión e indica una falta de confianza de los inversionistas en la solidez de la economía.
Lo que aparentaba ser un leve deshielo en las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China que había provocado un fuerte aumento de las acciones el jueves quedó rápidamente en el olvido.
En la apertura de la Bolsa de Nueva York, el índice Dow Jones cayó 400 puntos.
Previo del inicio de operaciones, el rendimiento del bono del Tesoro a 10 años era de 1,622%, mientras que el del bono a 2 años alcanzó 1,634%. La última inversión de la curva de rendimiento se registró en diciembre de 2005, dos años antes de la crisis económica mundial.
Una inversión como la del miércoles ha precedido las últimas nueve recesiones a partir de 1955. Sin embargo, esto no significa que una recesión sea inminente. No hubo recesión en 1966 aunque ese año se produjo una inversión de la curva.
La inversión de la curva afectó los mercados accionarios de Estados Unidos antes de la apertura.
El Dow Jones bajaba 1.4 por ciento, lo mismo que el S&P 500. La caída del Nasdaq fue aún mayor. El precio del oro, considerado un refugio para los inversionistas, superaba los mil 500 dólares la onza y seguía aumentando.
Al agudizarse los temores de una desaceleración económica global, el precio del petróleo, que había caído 10 por ciento en los últimos tres meses, bajó 3 por ciento.
MRA