Volábamos sin salvavidas ni oxígeno: sobrecargo

Caso Global Air

La sobrecargo Myrna Díaz trabajó para Aerolíneas Damojh entre 2013 y 2016 y, con fotografías, advirtió a una inspectora de la SCT sobre las anomalías con las que trabajaban ella y sus compañeros.

Myrna Torres denunció ante funcionarios de la SCT sobre las condiciones de los aviones. (Fotos: Especial Milenio)
La identificación de Myrna de Global Air sigue vigente pues nunca recibió notificación formal de haber sido despedida. (Foto: Especial Milenio)
Ana Estrada
Ciudad de México /

Durante los tres años que Myrna Díaz trabajó como sobrecargo en Global Air voló en aviones a los que les faltaban toboganes de emergencia, chalecos salvavidas y oxígeno y, aún así, pasaron las inspecciones de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT).

En noviembre de 2016, Myrna advirtió a una inspectora de la SCT sobre las deficiencias en las que trabajaban ella y sus compañeros con Aerolíneas Damojh.

-¿Se sorprendió cuando supo del accidente en Cuba?
"Claro que no".

Su respuesta es firme. Entre 2013 y 2016, Myrna sobrevivió a más de un aterrizaje violento.

"Se salía el agua de las pocetas del baño en cada aterrizaje y despegue, volábamos con el mínimo, a veces hasta con un tobogán nada más, sin chalecos salvavidas, sin tanques de oxígeno, teníamos que cooperarnos entre nosotros hasta para pagar el servicio de las escaleras, combustible o cosas así, limpiar el avión, eso sin contar que te manejaban a través de los viáticos", dice en entrevista para MILENIO.

Otras prácticas habituales de Aerolíneas Damojh, según Myrna, era volar sin la cantidad de combustible necesaria, no capacitar al equipo de sobrecargos en tiempo y forma y, en los tres años que ella laboró en esa empresa, era común no saber a dónde irían ni por cuánto tiempo.


(El agua de los baños de los aviones se salía. Foto: Especial Milenio)


Aviones sin mantenimiento 

La empresa, creada en Guadalajara en 1990 y que opera desde el Aeropuerto Nacional Capitán Rogelio Castillo, en Celaya, Guanajuato, arrienda sus aviones a aerolíneas como Easy Sky, Sudamericana, Cubana de Aviación, entre otras, pues funciona como ACMI-WET, es decir, renta sus vehículos con todos los servicios de equipo de pilotos, sobrecargos y mantenimiento.

Sin embargo, el mantenimiento era deficiente.

Los mecánicos trabajaban con pocas herramientas y las refacciones que solicitaban para reparar las aeronaves no llegaban.

"Yo les veía tan presionados muchas veces porque sabían lo que estaba mal, pero no podían hacer absolutamente nada sin las herramientas, a veces eran tan presionados, no podían poner determinadas cosas en la supuesta bitácora, no podían hacer o tomar decisiones, si ellos dicen: hace falta esto y no está, pues no está", detalla Myrna.


(Cuando se cargaba de turbosina a los aviones, los encargados la transportaban en bidones y la ponían directo con una manguera. Foto: Especial Milenio)


Explica además que si un avión se descomponía, a veces los mismos empleados pagaban por solucionarlo o esperaban días o hasta un mes para recibir alguna refacción y la empresa no respondía por ello si estaban en otros países, por lo que era común dormir dentro de los aviones y compartir la comida

"El señor Manuel (Rodríguez Campo, dueño de la empresa) sabe, sabía y siempre ha sabido perfectamente qué es lo que falta, pero por comprar piezas robadas o conseguidas o como les quieran llamar, pues compraba lo barato, lo chafa y pues imagínate", señala.

Uno de los aterrizajes más violentos que vivió Myrna fue en el aeropuerto de Toncondín, en Honduras, durante la gira Licenciado Cantinas que hizo el cantante español Enrique Bunbury en 2014.

"Sentimos una especie de desplome, como cuando te vas a ir en picada, fue muy brusco, obviamente los pasajeros no deben saber, llegamos todos como el papa: besando el piso, porque aterrizamos, pero en un momento dado sentimos que no aterrizábamos", relata.

Esta no fue la única ocasión, pero sí la que más recuerda y explica que esto sucedía porque los aviones solían volar con peso extra y que a la hora de hacer la carga no se realizara un balance de la aeronave antes de despegar, "no se realizaban los procedimientos como debían".

-¿Por qué trabajaban en esas condiciones?

"No todos nos atrevemos a hablar porque sí como me han dicho muchos compañeros que aún están ahí, que no pueden hablar, están sujetos a lo poco que les dan, a lo que tienen, a lo que ganan y dependen de ellos hijos y otras personas".


(Myrna detalla que llegaron a volar en aviones que no eran balanceados y equilibrados correctamente antes del despegue. Foto: Especial Milenio).


Inspectora de la SCT fue advertida

La última inspección a la empresa en la que Myrna estuvo presente fue en 2016 y rompió el silencio frente a la inspectora verificadora, Edna Laura González Gómez, enviada por la SCT.

Incluso, dice que en noviembre de ese año le envió fotografías del contrato laboral y de anomalías como el llenado de tanques de combustible de los aviones, pero jamás recibió respuesta.

"En esa ocasión yo le comenté a Edna que para mí no era, era una burla que hicieran esa inspección y nos hicieran tantas preguntas y todo eso cuando era de su conocimiento que no tenemos bien los cursos, que los manuales nos los entregan el mismo día, que estamos aterrorizados por la empresa de lo que tenemos que decir o lo que no tenemos que decir, que nos manejan por hambre, es triste pero es real", detalla.


(La tarjeta de presentación de la inspectora de la SCT, Edna Laura González Gómez, y uno de los correos que Myrna Díaz le envió en noviembre de 2016. Fotos: Especial)


MILENIO llamó a los números que aparecen en la tarjeta de presentación y sí corresponden a la SCT; sin embargo no hubo respuesta en las distintas extensiones.

Al hacer la búsqueda de la inspectora en el Portal de Obligaciones de Transparencia del gobierno federal, sí aparece su nombre, sus datos y la última fecha de actualización fue el 16 de mayo pasado.

Edna Laura González Gómez ocupa el cargo de inspector verificador aeronáutico de sobrecargos, en la unidad administrativa de la Dirección General Aeronáutica Civil y el superior a quien reporta su trabajo es el director de Control, Víctor Torres y Fernández.

Myrna también identificó a un supuesto inspector de nombre Alberto Esquinca Gurrusquieta, que acompañaba a González Gómez y de quien no se encontró registro en la página de gobierno federal.


(En el Portal de Obligaciones de Transparencia del gobierno federal sí aparecen los datos de Edna Laura González, quien labora en la SCT. Foto: Especial Milenio)


Tras el accidente en Cuba en el que murieron 111 personas poco después de que uno de los Boeing 737 de la empresa despegó del aeropuerto de La Habana, la SCT informó que suspendió las operaciones de Global Air con el propósito de realizar una verificación extraordinaria mayor.


Denuncia ante la Junta de Conciliación y Arbitraje

Global Air no notificó formalmente a Myrna si la habían despedido o no.

Fue después de meses de no ser llamada a vuelos que la sobrecargo, quien aún cuenta con sus identificaciones y uniforme vigentes, acudió a la Junta de Conciliación y Arbitraje para denunciar.

En enero de 2017, la sobrecargo demandó a Aerolíneas Damojh y al propietario de la empresa, Manuel Rodríguez Campo, por el pago de salarios caídos, inscripción al IMSS e Infonavit.

Su expediente 31-2017, aún está abierto en la Junta Especial 3 Bis y Rodríguez Campo está llamado a comparecer el 27 de junio de este año.


(Así llenaban los aviones de combustible, explica Myrna. Foto: Especial Milenio)


ALEC

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