Por: Alex González Ormerod
Ilustración: Belén García Monroy, cortesía de Nexos
Una causa importante del fracaso de la campaña de Massa yace, sin duda, en el hartazgo de una población ansiosa de castigar a la gente que estuvo al mando durante las últimas décadas de crisis. Negarle la segunda vuelta a Patricia Bullrich de la alianza conservadora Juntos por el Cambio fue también parte de este fenómeno. De hecho, sorprendió que se le concediera el primer lugar a Massa con 36 % del voto en esa primera vuelta. Fue un testamento a la otrora eficiente maquinaria electoral del peronismo, que esta vez no fue capaz de convencer ni movilizar a mucha más gente en el enfrentamiento final con Milei. Tal vez la distancia era insuperable, sin embargo las encuestas previas a la elección predecían una contienda más cerrada, por lo que la complacencia en varios sectores de la sociedad argentina resultan inaceptables.