Por: Héctor Vera
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Es previsible que los nuevos recortes en ciencia (entre los que se incluye la eliminación de los fideicomisos del sector) reabran el debate sobre si es necesaria la existencia misma del SNI. Éste ha sido una solución al problema del deterioro y precarización del trabajo asalariado de los profesores universitarios; pero ha sido una solución imperfecta. Como he dicho en otra parte, el SNI no debería existir, tendría que reemplazarse por un esquema que garantice salarios dignos para todos los académicos sin importar en qué tipo de institución laboren. El principal obstáculo para conseguirlo es la insuficiencia de recursos producto de las políticas de austeridad. El principal peligro en la presente situación es que esa solución imperfecta que ha sido el SNI desaparezca sin que antes se ponga en pie una solución más adecuada al problema salarial de las y los académicos. Corremos el riesgo de perder la pequeña solución y quedarnos con todo el problema.