Caminos sinuosos: la cuarta alternancia de Michoacán

Michoacán es un estado escindido. El escenario que deja la elección del pasado 6 de junio es uno polarizado, con un partido que emerge con fuerza y los grupos opositores que intentaron contenerlo mediante alianzas enrevesadas y endebles.

Las elecciones de 2021 significaron la cuarta alternancia estatal para Michoacán | Estelí Meza
Nexos
Ciudad de México /

Por: Javier Rosiles Salas

Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos

Michoacán queda con una configuración política enmarañada. Primero, con un núcleo que se preocupó más por la cohesión interna y que por eso clamó: “Juntos, somos la esperanza”. Vivió un proceso escarpado en el que el Instituto Nacional Electoral retiró el registro de Raúl Morón a la gubernatura y tuvo que ser sustituido por Ramírez Bedolla, quien tuvo un mes de campaña de desventaja. Segundo, con un apiñamiento que batalló para justificar la unión “antinatural” entre tres partidos, otrora adversarios históricos, que ante la emergencia de Morena argumentaron “las diferencias nos unen”. Lograron postular a un candidato no afiliado a ninguno –Herrera Tello– para defender el último reducto del PRD. Esta unidad fue más frágil en tanto más local fue la disputa por los cargos, pero a las pretensiones de Morena en ese ámbito tampoco les fue mejor. Aglomeración bífida, pero también variopinta a lo largo del heterogéneo territorio michoacano. Unidad al filo de la balcanización en un entorno de violencia. Una cuarta alternancia en medio de una lucha entre quienes buscan bloquear y entre quienes aspiran a una cuarta transformación.

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