Por: Louisa Reynolds
Fotografía: Itzel Aguilera, cortesía de Nexos
Postrado en una cama en el área de covid del Hospital General de Ciudad Juárez, un anciano intentaba descifrar los rostros de las enfermeras que monitoreaban periódicamente sus niveles de oxígeno. Los médicos y enfermeras del área de covid no tienen cara. Envueltos en un overol de tela amarilla, dos overoles desechables —uno azul y otro blanco—, dos cubrebocas y dos pares de guantes de látex, parecen astronautas en plena exploración lunar. Tal es la frágil armadura que los separa del virus que está causando estragos en todo el mundo y en esta ciudad fronteriza. De la enfermera que lo cuidaba ese día el paciente sólo sabía dos cosas. Una era que se llamaba Claudia, pues llevaba el nombre escrito en letra grande y clara en la parte superior izquierda de su overol.