Por: María Montserrat Ramírez Ledesma y Guillermo de Anda-Jáuregui
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
En el caso del segundo tipo de anticonceptivos, entre las hormonas que componen estas formulaciones, se encuentran para los estrógenos el estradiol y el etinilestradiol, hormonas desarrolladas como alternativa a la progesterona, ya que permiten ampliar el efecto de las progestinas gracias a su rápida metabolización en el hígado por medio de la estimulación de la célula para sintetizar los receptores de progesterona en todos los tejidos diana. Mientras que, para el segundo tipo de hormonas empleadas, las progestinas, se encuentran el levonorgestrel, la clormadinona, el acetato de ciproterona, la drospirenona, entre otras; cuyo efecto es primordial para la anticoncepción, actuando en receptores de progesterona y estrógeno, teniendo como principal efecto el anovulatorio. Debido al incremento en la exposición de las mujeres a este tipo de tratamientos, donde en Estados Unidos se estima que el 35 % de ellas se encuentran usando anticonceptivos orales del tipo hormonales y que el 88 por ciento ha estado expuesta a alguna forma de anticoncepción, es de suma importancia realizar un continuo monitoreo de los eventos adversos que se presentan durante el uso de estos tratamientos para garantizar la salud de millones de usuarias en todo el mundo.