De ríos a embalses. Crónica del disciplinamiento de un río

El Protocolo de Kioto consideró a las hidroeléctricas en 1998 como Mecanismos de Desarrollo Limpio y como apuesta a la mitigación del cambio climático.

Swyngedouw llama “neoliberalización del agua” a la justificación de que el mercado es la fuerza más racional para asignar y distribuir los derechos de
Nexos
Ciudad de México /

Por: Mariana Pelayo

Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos

Las hidroeléctricas eran vistas anteriormente como instrumentos para el fortalecimiento de actividades económicas regionales de servicio público, como los distritos de riesgo y la generación de energía hidroeléctrica para la electrificación nacional. Ahora, las hidroeléctricas se integran a un novedoso mercado energético con apoyo de capital extranjero disfrazado de préstamos, y se presentan como proyectos que diversifican las bases productivas de los espacios donde se instalan; tal es el caso de las presas hidroeléctricas Aguamilpa (1994), El Cajón (2007) y La Yesca (2012) ubicadas en el río Santiago en el estado de Nayarit, la primera financiada a través de un préstamo del Banco Mundial (BM), y las otras dos financiadas por los fondos de Proyecto de Impacto Diferido en el Registro del Gasto (Pidiregas).

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