Por: Mariana Pelayo
Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos
Las hidroeléctricas eran vistas anteriormente como instrumentos para el fortalecimiento de actividades económicas regionales de servicio público, como los distritos de riesgo y la generación de energía hidroeléctrica para la electrificación nacional. Ahora, las hidroeléctricas se integran a un novedoso mercado energético con apoyo de capital extranjero disfrazado de préstamos, y se presentan como proyectos que diversifican las bases productivas de los espacios donde se instalan; tal es el caso de las presas hidroeléctricas Aguamilpa (1994), El Cajón (2007) y La Yesca (2012) ubicadas en el río Santiago en el estado de Nayarit, la primera financiada a través de un préstamo del Banco Mundial (BM), y las otras dos financiadas por los fondos de Proyecto de Impacto Diferido en el Registro del Gasto (Pidiregas).