Por: Cristina Ayala-Azcárraga y Rodrigo Pacheco-Muñoz
Ilustración: Ricardo Figueroa, cortesía de Nexos
De los cinco objetivos planteados para el proyecto, está claro que ninguno se cumple a cabalidad y que, por el contrario, en muchos casos perjudica a las poblaciones a las que busca desarrollar. La ciencia cada vez aporta más evidencia que demuestra que la destrucción de la naturaleza perpetúa la pobreza, por lo que es absurdo que un modelo de desarrollo pueda pasar por encima de los ecosistemas esperando generar bienestar para las personas. Mientras no cambiemos el paradigma de desarrollo que hemos planteado, los habitantes de la zona seguirán condenados a escuchar las promesas de desarrollo como huéspedes incómodos en su propia tierra.
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