Por: José Woldenberg
Ilustración: Alberto Caudillo, cortesía de Nexos
En 1712 apareció en Londres un folleto anónimo anunciando la próxima publicación de un “Tratado ciertamente curioso que se propone mediante suscripción”. Se trataba de una obra en dos volúmenes sobre “el arte de la mentira política”. Esa magna obra nunca apareció, pero el folleto que hacía una detallada reseña de los capítulos del presunto primer volumen no tiene desperdicio. El librillo, con un marcado tono irónico, se le atribuyó a Jonathan Swift, el autor de Los viajes de Gulliver, aunque hoy sabemos que lo escribió uno de sus cuates, John Arbuthnot, médico de la reina y profesor de matemáticas. Así que no deja de ser curioso que un panfleto sobre el arte de la mentira estuviera, durante un largo tiempo y gracias a las cadenas de rumores, contaminado por un escamoteo de identidad. Incluso en el libro donde hoy aparece el texto en español, en la portada y contraportada se sigue presentando como su autor a Swift, a pesar de que en el ensayo introductorio de Jean-Jacques Courtine se aclara que la autoría es de Arbuthnot. Lo que ratifica que las mentiras pueden sobrevivir por largo tiempo, aun cuando se conozca que lo son.