Por: Federico J. Mancera-Valencia
Ilustración: Kathia Recio, cortesía de Nexos
El aprendizaje socio-histórico de hacer productivos a los desiertos y continuar su poblamiento, nace en los años cuarenta cuando el gobierno norteamericano impulsa la modernidad de las zonas rurales a través de la tecnificación del campo, la llamada revolución verde, a través de maquinaria y agroquímicos. Esta estrategia del desarrollo rural se ha mantenido sin cambios. Desde hace más de setenta años, el desierto como ecosistema mantiene la producción agroindustrial más importante del septentrión mexicano. El nivel de producción sobrepasa el agua disponible en las presas y requiere complementarse con agua subterránea. Actualmente, se dejó de mantener dos ciclos anuales de producción debido a esa sobredemanda.