Por Ariadna Estévez
Ilustración: Belén García Monroy, cortesía de Nexos
El aumento de solicitudes de asilo de migrantes de todo el mundo debido al cierre de Europa y la abolición de las leyes de protección temporal a haitianos, chinos y cubanos, hizo que Estados Unidos extraterritorializara su frontera con México (MPPs), Guatemala y El Salvador (acuerdos tercer país seguro) y más recientemente en Colombia para afganos, africanos y asiáticos en general. Si bien el desplazamiento internacional había aumentado a niveles de 2010 que fue el año de violencia más intenso, en 2021 se registró también un aumento exponencial en el desplazamiento interno. En 2015, el Internal Displacement Monitoring Centre (IMDC) registró 287 000 desplazados por la violencia. En 2019 el número había incrementado a 345 000 y en 2021 el número había subido a 357 000. La mayoría de la gente viene de Guerrero, Chiapas, Oaxaca, Michoacán, Chihuahua y Sinaloa, seguidos por Coahuila, Durango, Hidalgo, Jalisco, Quintana Roo, Sonora, Tamaulipas, Veracruz y Zacatecas. La cifra real es mayor pues las fuentes toman como referencia la prensa y descartan desplazamientos forzados individuales (desplazamientos “gota a gota”) y los que no llegan a los medios.