El INAH

Cierto, el INAH tiene mil problemas. Siempre los ha tenido. Con todo, eso sí, sigue siendo una institución fundamental para el país.

Los trabajadores del INAH custodian centenares —en realidad miles— de sitios arqueológicos, iglesias, museos, bibliotecas y monumentos históricos.
Nexos
Ciudad de México /

Por: Claudio Lomnitz

Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos

El patrimonio necesita cuidados constantes porque es una cosa viva, material y se deteriora y desaparece, y también porque es un objeto de conocimiento científico y artístico. En el caso (nada seguro) de que el gobierno de México tenga en 2021 un presupuesto mayor al actual, y que entonces le abra el grifo al INAH, se encontrará con un personal desmoralizado y numéricamente mermado por la salida en masa de los trabajadores contratados con el famoso “capítulo 3000” a quienes ya no se les renovará su contrato. Se encontrará, también, con innumerables monumentos deteriorados y algunos también arruinados o saqueados; habrá, además, una menor afluencia de visitantes para museos y exposiciones, una plataforma de investigación estancada, una escuela en ruinas y una propuesta cultural rancia.

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