Por: José Octavio López Presa
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
Gracias al INAI la población ha conocido casos emblemáticos de corrupción como el pago exorbitante en la compra de colchones en las embajadas de México, y el monto de las compras con dinero público de ropa y perfumes de la primera dama durante el gobierno de Vicente Fox. En el gobierno de Enrique Peña Nieto, fue posible revelar el pago de favores en el caso de la Casa Blanca y las redes de corrupción de la Estafa Maestra, la llamada Mala Cosecha y los contratos de Pemex en el caso Odebrecht. Gracias al INAI, la población también ha conocido información muy relevante en casos graves de violación a los Derechos Humanos: Ayotzinapa, Tlatlaya, el Socavón en Cuernavaca (autopista CDMX-Acapulco), Guardería ABC, San Fernando, Rio Atoyac, Atenco, etcétera. Pero el INAI no sólo ayuda a dar información relevante en esos casos: con el INAI la población logró por primera vez en México tener acceso a sus expedientes clínicos. Y que todos los días la población en general, incluidas las comunidades rurales o indígenas, puedan defenderse de medidas o actos a veces arbitrarios del gobierno federal, de los gobiernos estatales y municipales, o de las empresas que atentan contra sus derechos, sostenimiento y desarrollo.