Por: Paola Maldonado Guzmán y José Ángel Alonso Prieto
Ilustración: Ricardo Figueroa, cortesía de Nexos
La vivienda se ha vuelto menos accesible a causa de la combinación del estancamiento salarial en los hogares; la reducida oferta inmobiliaria y su direccionamiento a atender la demanda de inversionistas que desean comprar viviendas para rentarlas en colonias atractivas de la Ciudad de México, lo que sacrifica la vivienda social; y la demanda natural de la capital al concentrar el mayor porcentaje de la actividad económica del país. Como resultado, la inercia empuja al alza a todo el sector, lo que provoca que el financiamiento de la banca de desarrollo termine siendo insuficiente, disminuyendo así las posibilidades de compra para la generación que busca formar su patrimonio y mejorar su calidad de vida. Como efecto inmediato, los habitantes de la Ciudad de México se han inclinado por rentar un espacio para vivir.
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