El mal invisible

El crecimiento demográfico de las ciudades ha ocasionado que la población este expuesta a niveles de ruido superiores a los recomendados por la OMS.

El reconocimiento del ruido como un peligro para la salud es reciente y sus efectos han pasado a ser considerados un problema de salud pública.
Nexos
Ciudad de México /

Por: Jimena de Gortari Ludlow

Ilustración: Oldemar González, cortesía de Nexos

Vivimos en un mundo lleno de sonidos provenientes de fuentes diversas. El sonido permite comunicarnos con las personas que nos rodean, nos produce sensaciones placenteras, nos pone en alerta y nos permite ubicarnos de manera inconsciente en el espacio. Cuando el sonido que se produce no es deseado y resulta desagradable aparece lo que denominamos como ruido. Una de las enormes complejidades que encierra el este fenómeno es que se considera un asunto de apreciación. El ruido es aquello que no me gusta; es algo que me molesta escuchar; es aquello que interrumpe lo que estoy haciendo; es el sonido de abrir un dulce envuelto en celofán en un concierto de música clásica o el sonido de la música del local debajo de casa. El ruido es un fenómeno que puede interceptar la actividad que estamos haciendo e impedir que volvamos a concentrarnos para continuar.

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