El plagio en la UNAM: una ventana de oportunidad regulatoria

La revelación de una red de plagios de tesis profesionales deja reflexiones sobre la necesidad de fortalecer la ética académica.

La UNAM debe implementar mecanismos eficaces para sancionar su inobservancia. | Belén García Monroy
Nexos
Ciudad de México /

Por: Jaime Talancón

Ilustración: Belén García Monroy, cortesía de Nexos

La UNAM no sólo es la institución educativa más importante del país, sino que ha sido considerada como la mejor universidad de América Latina e incluso de España y Portugal, según el World University Rankings, y la número 104 de 1500 reconocidas como las mejores del mundo. En más de cien años de existencia ha sido semillero de innumerables y reconocidas personalidades de la ciencia, la cultura, las artes y de la política, y ha dado al mundo tres premios nobel mexicanos. No obstante, todas las virtudes más que merecidas que se le atribuyen a la UNAM, resulta inconcebible que no cuente con mecanismos eficaces y, sobre todo, expresos para persuadir y, en su caso, sancionar una de las conductas que, por su naturaleza, previsiblemente es de las más susceptibles de realizarse en cualquier centro de estudios como lo es el plagio. El Informe integridad académica en un mundo digital: índice global de plagio en la educación secundaria y superior revela que más del 75 % de estudiantes de licenciatura admitieron haber incurrido en conductas académicas deshonestas y, de un sondeo hecho en 2011 a 1055 rectores de universidades para conocer la tendencia al plagio, el 55 % de los rectores afirmó que el plagio había aumentado en los últimos 10 años frente al 40 % que afirmó que se había mantenido igual.

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