Por: Chris Wright
Ilustración: Maricarmen Zapatero, cortesía de Nexos
Texto: Doscientos cincuenta años después del nacimiento de Beethoven, nos enfrentamos a una paradoja: su música, probablemente más que la de cualquier otro compositor, es conocida y amada a lo largo y ancho del mundo, pero la verdadera importancia de su obra apenas y es comentada salvo en estudios críticos leídos por un puñado de especialistas. Nuestra familiaridad con Beethoven nos ha conducido menos al menosprecio que a la ignorancia. Oímos las famosas melodías de la Tercera, Quinta y Novena sinfonías —o de los conciertos y sonatas para piano, o de la música de cámara— en películas, comerciales y conciertos, pero el abuso de su música ha mermado el filo de las composiciones.