Por: Roberta Garza
Ilustración: Adrián Pérez, cortesía de Nexos
La mota fue ilegal en California, como en todo Estados Unidos, desde los albores del siglo pasado. Pero no es sino hasta mediados de los años sesenta cuando Richard Nixon le declara activamente la guerra a las drogas, convirtiéndola en la punta de lanza de la criminalización de sus peores adversarios políticos: el activismo por la igualdad de las minorías afroamericanas y los hippies que protestaban la guerra de Vietnam. Bajo el peso de la represión policiaca disfrazada de cruzada por la salud y la legalidad, muchos de estos últimos pasaron, por gusto o por necesidad, a la semiclandestinidad de los bosques montañosos del centro de California.