Por: Mariana Ramos, Fernando Marín y Constantino de León
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Uno de los principales vehículos para la corrupción en México son las empresas fantasma. Las sociedades o empresas fantasma son definidas como entes jurídicos formalmente constituidos, pero que no realizan actividad económica o societaria alguna. Este tipo de sociedades son creadas con el objetivo de llevar a cabo actos ilícitos y obtener con ello beneficios privados —por lo general, pero no exclusivamente— en detrimento del patrimonio o de los intereses públicos del Estado. Así, las empresas fantasma posibilitan al menos cuatro tipos de actos de corrupción: la evasión fiscal, el peculado o malversación de recursos, la colusión o simulación de competencia, y el lavado de dinero.