Enojo y resignación: corrupción policial y protesta en México

Cuando ocurren delitos y eventos violentos, los ciudadanos tienen la opción de acudir a la policía directamente o presentar una denuncia en el Ministerio Público.

Enojo y resignación en México (Patricio Betteo)
Nexos
Ciudad de México /

Por: Aldo F. Ponce Ugolini, Ma. Fernanda Somuano y Rodrigo Velázquez López Velarde

Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos

El peor de los escenarios ocurre cuando el ciudadano es en primer lugar víctima de un delito violento y en segundo lugar víctima de la corrupción del oficial de policía al que recurrió para solicitar ayuda. Para esta víctima, la probabilidad de protesta cae a 2.64 %, valor muy cercano al de aquellos ciudadanos que no reportan haber sido víctimas ni de un delito violento ni de la corrupción policial. Estos ciudadanos, que resultan doblemente victimizados y para quienes les resulta muy difícil identificar a los policías corruptos, parecen no encontrar espacio u oportunidad para producir un cambio o penalizar a los responsables de los delitos. Este tipo de víctima con frecuencia expresa sentimientos de resignación, debido a que su búsqueda de una solución a la primera victimización que sufrieron culminó con mayores pérdidas por la corrupción y pocas posibilidades de sancionar a los perpetradores. Esta desazón se traduce en parálisis, lo que hace de este tercer tipo de respuesta la peor de todas: la de ciudadanos resignados a vivir en medio del crimen y sin expectativas de que el Estado les brinde seguridad.

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