Por: Armando Luna Franco
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
La llegada de Andrés Manuel López Obrador a la Presidencia en 2018 se presentó como la culminación de una lucha social y política que inició, según los cálculos, ya sea desde 1968 con el movimiento estudiantil o desde 1988 con la elección presidencial de ese año. Fueran 30 o 50 años, la victoria de Morena no sólo en la Presidencia sino en el Congreso representó la llegada de una nueva época de izquierda. Sin embargo, tras poco más de cuatro años de gobierno, parece que tanto el gobierno como el partido del poder viven en un conflicto permanente con distintas organizaciones, movimientos y agrupaciones de izquierda (ambientalistas, defensores del territorio, colectivos de búsqueda en particular). Existe un conflicto profundo sobre el sentido de qué izquierda es la que realmente tenemos en el gobierno y por qué está en disonancia con estos grupos que, más que representados o apoyados, se ven marginados. Mientras este conflicto ocurre, se fortalecen en nuestro país alternativas de extrema derecha que acechan lentamente la estabilidad política.