Por: Nicolás Medina Mora Pérez
Ilustración: Fabricio Vanden Broeck, cortesía de Nexos
Para acceder al campamento del FRENA en el Zócalo uno tiene que registrarse en la entrada y dejar una credencial. La gente que atiende a los visitantes en la carpa de recepción se muestra recelosa, como si se sintiera rodeada de enemigos o temiera la infiltración de adversarios. Los miembros de los medios de comunicación tienen prohibida la entrada a menos de que los acompañe un chaperón; esto, según me explicó uno de los encargados de seguridad, para evitar que entrevisten a residentes “con poco colmillo” o “que les puedan decir algo que nos pueda perjudicar”. Uno se lleva la impresión de que el FRENA quiere lavar su imagen, que sus dirigentes están cansados de leer reportajes en los que los residentes del campamento expresan opiniones políticamente incorrectas.