Por: Zara Snapp y Jorge Herrera Valderrábano
Ilustración: Víctor Solís, cortesía de Nexos
Si un país decide dedicarse al cultivo legal de amapola para producir opio, debe notificar a la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE) y especificar detalles relacionados con el cultivo y la cantidad aproximada de opio que producirá. Posteriormente, un organismo gubernamental designará las zonas de cultivo, otorgará permisos a cultivadores y administrará la producción. Este organismo puede importar, exportar y vender al por mayor, así como mantener las existencias y las licencias de los fabricantes de alcaloides de opio, opio medicinal o preparados de opio. En México sería necesario adelantar cambios legislativos, designando una institución pública que regule y otorgue licencias para cultivarlo y exportarlo. Podrían participar instituciones como la Secretaría de Salud, y órganos como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris). Canadá, por su parte, tendría que designar una institución pública para recibir el producto y distribuirlo a los lugares de consumo supervisado. La vía reglamentaria de Acceso a Medicamentos en Circunstancias Excepcionales permite el acceso a medicamentos incluidos en la Lista de Medicamentos para una Necesidad Urgente de Salud Pública. Algunas medidas implementadas en la pandemia han eliminado otras barreras para garantizar un acceso seguro, como las dosis para llevar a casa. La heroína de uso médico está técnicamente disponible en todas las jurisdicciones canadienses como terapia de sustitución en caso de dependencia grave y como parte de un programa de tratamiento con heroína de prescripción.