Por: Carlos Osorio
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Fomentar el valor de la “integridad” dentro de las organizaciones no garantiza que estén exentas de actos de corrupción, pero sí es una herramienta que permite disminuir potenciales desviaciones. Para combatir la corrupción en las organizaciones, no sólo debe existir el fomento de valores que generen un mejor apego de la gestión de sus procesos a sus marcos normativos. También son necesarios mecanismos eficaces de supervisión que lleven consigo la capacidad técnica de investigación y es fundamental contar con un sistema de consecuencias con las facultades necesarias para aplicar sanciones bien establecidas para que estas medidas no se conviertan en represalias y se generen incentivos perversos en esta dinámica.