Por: Monserrat López Pérez
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
En los últimos años, la Inteligencia Artificial se ha desarrollado e implementado de forma acelerada. Conforme los gobiernos van recopilando y sistematizando grandes cantidades de datos, se ha popularizado el uso de sistemas automatizados para informar la toma de decisiones. En particular, en el sistema de justicia penal, estas herramientas llevan décadas siendo utilizadas por gobiernos de todo el mundo con la intención de predecir delitos, evaluar riesgos y ayudar en los procedimientos judiciales. Sin embargo, ni los datos ni los algoritmos están exentos de sesgos, mismos que pueden reproducir y perpetuar desigualdades y llevar a resultados injustos. Por esta razón, es urgente dialogar sobre los riesgos del empleo de sistemas automatizados en seguridad y justicia, en especial en países como México, en los que no contamos con suficientes salvaguardas para evitar el uso indebido de la información y violaciones a nuestros derechos humanos fundamentales, como la privacidad.