Por: Tlacaelel Rivera-Núñez, Maite Lascurain-Rangel y Citlalli A. González
Fotografía: Claudia Novelo Alpuche, cortesía de Nexos
La palabra biocultural apareció formalmente como categoría científica apenas a inicios del nuevo milenio. No obstante, es importante reconocer que el concepto llevaba fraguándose al menos dos décadas, a partir de los aportes generados por las y los biólogos, ecólogos, geógrafos y agroecólogos sobre la diversidad de especies, cultivos y paisajes, y mediante las contribuciones de las y los antropólogos, lingüistas, arqueólogos y etnohistoriadores en relación con la diversidad de lenguas y expresiones culturales. En particular, el surgimiento de la noción de bioculturalidad suele atribuírsele al legado del polifacético antropólogo y biólogo norteamericano Darrell Posey. A pesar de que se acumulan definiciones sobre el significado del concepto, existe cierto consenso entre la comunidad en entenderlo, de manera general y sencilla, como la intersección en espacio y tiempo de la diversidad biológica, lingüística y agrícola. De igual manera, al mapear las geografías a nivel mundial en las que traslapan dichas diversidades, las y los especialistas coinciden en destacar países como Indonesia, México, China, India, Nueva Guinea, Perú, Nigeria, Australia, Brasil y Congo.