Por: Héctor A. Mendoza C.
Ilustración: Estelí Meza, cortesía de Nexos
El tema de la reproducción humana asistida es uno que día con día nos invita a la reflexión. Fue en 1978 cuando sucedió lo que hasta esa época parecía impensable, la desvinculación entre coito, embarazo y nacimiento. Esto con motivo del primer nacimiento de un ser humano producto de lo que en su época, resultó ser una técnica revolucionaria, la fecundación in vitro. En aquella época manipulando óvulos y espermatozoides se logró el nacimiento de la llamada “primera bebé probeta” del mundo, su nombre: Louise Brown, hija de Lesley y John Brown. Desde entonces dicha técnica ha sido utilizada quizá por millones de personas, surgiendo así una nueva industria millonaria, la donación y almacenamiento, en bancos especializados, de células germinales tanto de hombres como de mujeres. Cabe señalar que en realidad no se trata de una donación sino de un intercambio comercial, una compraventa de dicho material genético.